La dirección mental correcta es aquella en la que se va al mundo, y donde los actos no terminan, sino que desencadenan nuevas acciones, y la intención no se detiene en el objeto volviendo hacia sí, la intención trasciende el objeto al cual se aplica y tiene consecuencias, la intención se desliza a través del cumplimiento del acto, más allá incluso del objeto.
Pero en muchas ocasiones hemos hablado de la acción reflexiva, por una parte, y hemos hablado de la dirección de la acción, más allá del hecho en el que termina, y por supuesto, no parece coherente la acción en la que todo el quehacer humano termina en uno, el todo para uno, de dónde esa generalización del todo para uno, ¿qué es ésto?
Y luego lo vamos a ver ampliado en las conductas sociales, el todo para nosotros, y para los demás nada, (risas), el todo para uno, y el todo para nosotros, y todo lo que sabemos que ocurre en la estructuración social actual. No es así la cosa, es ilegítimo. Y luego ya, planteándolo más socialmente, las palabras se ponen más antisonantes como debe ser, como debe ser la apropiación ilegítima del mundo humano por particularidades, donde el mundo humano se termina convirtiendo en objeto, y negando la intención que yo me concedo, y no concedo al otro, ¿qué es eso?, ¿qué sustento tiene eso? No puedo negar la subjetividad del otro, no puedo negar el mundo humano, y lo humano es únicamente lo mío, y todo lo demás es objeto de mi intención, para mí, ¡mmm!, no funciona, y no va a funcionar aunque tenga sus momentos favorables.
Pero bueno, por ahí está la cosa, tiene implicancias, tiene implicancias, tiene implicancias, es necesario una teoría de la acción, y es necesario luego traducir esa teoría de la acción a quehaceres prácticos, simples, desde lo más simple, es necesario un fundamento teórico de todo ésto, aunque no estén de moda las teorías porque se acabaron las ideologías, ¡bah!, nadie piensa en ésto, que ya está arreglado, como nosotros decimos, así que nada de teorizar acá, las cosas son como decimos nosotros. ¡Ah sí!, muy bien, muy interesante ese razonamiento, (risas), además eso donde va.
Bueno, pero sí, sí, hemos hablado en muchas ocasiones del tema de la dirección de la acción, y de una secuencia mínima de acciones coherentes, en donde uno va terminando con el picoteo de gallina en cada negocio que hago, sino una secuencia que tiene que ver con el decurso mismo de la vida humana, construye coherentemente o no tiene ninguna logicidad haber hecho eso, no tiene justificación, ¿qué es ésto?, es contradictorio todo quehacer entre sí.
Imaginen cantidad de actos contradictorios entre sí, la construcción de esa vida humana es, por su misma naturaleza, contradictoria, la realización de numerosos actos que tienen secuencia, o proceso, y además se conectan entre sí, y es obvio que produce una vida humana, también con coherencia, con secuencia. De manera que los actos unitivos, diríamos, dan coherencia a la vida humana, ¿en qué nos basamos para decir que un acto es unitivo?, en ciertos tipos de registros, pero no basta, no avanzamos en que la dirección de la acción vaya más allá del objeto, o quede en el objeto y vuelva, están conectados, los temas de la coherencia, los temas de los actos unitivos, y los temas de secuencia de la acción y las consecuencias de la acción, están conectados, son del mismo nivel todos ellos, pero habrá que estructurar todo ésto. Hasta ahí llegamos de momento, hasta ahí llegamos, pero en eso estamos.