Les voy a decir un truquito, para que la experiencia de la fuerza sea realmente profunda y no simplemente intelectual, superficial, es necesario que la postura mental, la posición de uno, tenga una carga afectiva importante, no es cuestión de sentarse y decir vamos a hacer una experiencia de la fuerza y..., no, el tema es que hay que ponerse en una disposición afectiva, sin tenerle miedo a lo afectivo, una disposición afectiva importante, esperar el funcionamiento de la fuerza con una cosa muy positiva, muy esperanzadora. Ahí estamos, en una cosa...
Para que resulte bien la experiencia de la fuerza, por ejemplo, uno se relaja internamente, se afloja, trata de dejar de lado sus tensiones, trata, (risas) y trata también de ponerse en una situación afectiva, emotiva, positiva, de calidez, de reconciliación con uno. Ese pequeño esfuerzo que hay que hacer para sintonizar bien con esto. Cuando se hacen estos trabajos de la fuerza, ponerse en esa postura de calidez interna, de cercanía con uno o de acercarse uno a sí mismo. Trata uno de acercarse a sí mismo, a los espacios profundos, y en esa situación, nada; hay quienes llevan adelante esa experiencia, van sugiriendo situaciones internas y se produce ese fenómeno extraordinario que conocemos como el pasaje de la Fuerza.
Un fenómeno que no salen ni humo ni chispas ni nada... (risas), pero que la gente reconoce como algo altamente inspirador y fortalecedor. Un fenómeno que le sirve a la gente para más adelante, para los días siguientes, para su vida cotidiana. Ha tomado contacto con ese espacio profundo, con ese sí mismo que existe en cada uno de nosotros, que en otras épocas y en otros lugares se le llamó el alma o el espíritu, ha tomado contacto con eso, ese sí mismo al que se le llamó el alma, el espíritu.
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