Sensación de malestar. Más o menos, podés saber dónde empieza, el problema es que no sabés dónde termina. Por lo general, no se termina, sino que se va desintegrando lentamente dejando pequeños trozos esparcidos en tu conciencia y después te cuesta mucho ubicarlos porque son, precisamente, son muy pequeños y están arraigados.
Entonces decís: no voy a permitir que la conciencia se disperse por esos terrenos oscuros, ahora soy más fuerte y seguro, ahora tengo herramientas, ahora voy a analizar detenidamente la situación para evitar que se expanda. Y ahí empieza el divague, empezás y avanzás y no llegás a ningún lado.
Observo detenidamente a las personas que tienen el trabajo personal muy incorporado e intento encontrar una señal. Tal vez se trate de estar concentrado en uno mismo y en el entorno, ubicar todo en cada lugar, seguir adelante aunque las fuerzas fallen, estar erguido, decidido. O algo así, todavía no me cierra.
Entonces decís: no voy a permitir que la conciencia se disperse por esos terrenos oscuros, ahora soy más fuerte y seguro, ahora tengo herramientas, ahora voy a analizar detenidamente la situación para evitar que se expanda. Y ahí empieza el divague, empezás y avanzás y no llegás a ningún lado.
Observo detenidamente a las personas que tienen el trabajo personal muy incorporado e intento encontrar una señal. Tal vez se trate de estar concentrado en uno mismo y en el entorno, ubicar todo en cada lugar, seguir adelante aunque las fuerzas fallen, estar erguido, decidido. O algo así, todavía no me cierra.
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