miércoles, 31 de marzo de 2010

RAUL ALFONSÍN


Hijo de Raúl Serafín y de Ana María Foulkes, Raúl Ricardo Alfonsín nació el 12 de marzo de 1927 en la localidad bonaerense de Chascomús. Fue el mayor de seis hermanos. Egresado del Liceo Militar General San Martín, el líder radical recibió una rígida formación castrense que abandonó al elegir en 1950 la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de La Plata Ese mismo año, daría comienzo a la carrera que 33 años después lo colocaría al frente de la República. Comenzaría a militar en la Unión Cívica Radical (UCR).
Un año antes de comenzar su carrera como abogado y como político, se casó con quien sería su mujer toda la vida: María Lorenza Barreneche, quien a pesar de la alta exposición de su marido siempre conservó un perfil sumamente bajo. Con María Lorenza tuvo seis hijos.
El concejal de Chascomús: El año 1954 constituyó una bisagra en la vida de Alfonsín. Fue elegido concejal de Chascomús, mandato que sería interrumpido por el golpe de Estado de 1955. En los sucesivos períodos constitucionales interrumpidos por gobierno militares, su ascendente carrera dentro de la UCR lo colocaría cada vez un escalón por encima de otro dentro del armado legislativo: sería electo diputado nacional, para luego ser coronado presidente del Comité Provincia de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP).
El primer desafío a un gobierno militar de facto le costó un breve paso por la cárcel: durante la dictadura de Juan Carlos Onganía (1966-1970) jugó la que sería su carta más fuerte hasta el momento, al intentar reabrir el comité provincial del que era autoridad máxima. Un golpe de efecto dentro de las filas del radicalismo que lo colocó como un correligionario de referencia.
A partir de entonces, comenzó a mantener mayor contacto con sectores de izquierda y progresistas, quienes le imprimirían una marca imborrable al resto de su carrera política. La dureza del régimen de Onganía y los sucesivos hechos de violencia que comenzaba a padecer la Argentina actuaban como antesala de la década más sangrienta de nuestra historia.
A comienzos de los 70, los contactos de Alfonsín con jóvenes radicales comenzaron a marcar un camino diferente a las propuestas extremistas de los más exaltados grupos de la izquierda peronista.
Balbín, la Coordinadora y los Derechos Humanos Los nombres que durante los 80 saltaron a la fama y acompañaron su Presidencia "nacieron" en esos jóvenes 70: Leopoldo Moreau, Marcelo Stubrin, Federico Storani, Enrique Nosiglia y Facundo Suárez Lastra son algunos de los que conformaron parte de la Junta Coordinadora, un símbolo del alfonsinismo más puro.
El grupo se presentaba como una opción a Ricardo Balbín, un tradicional e histórico dirigente radical que confrontó sucesivamente con Héctor Cámpora y Juan Domingo Perón en las dos elecciones presidenciales de 1973. Antes, había derrotado a Alfonsín en internas partidarias.
Máximo exponente desde los 70 de la defensa de los Derechos Humanos, esa consigna fue quizás la que más caracterizó la militancia de "Don Raúl", no sólo como Presidente, sino también como político activo.
Pocos días antes del golpe de Estado de 1976, creó la Asamblea Permanente, que tenía como fin denunciar los delitos de la Triple A. Durante la dictadura de Jorge Rafael Videla, fue la impulsora de múltiples advertencia sobre la sistemática violación de los DDHH. Presidente y Juicio a los comandantes.
Una vez terminada la Guerra de Malvinas -a la que el dirigente radical se opuso abiertamente- y con la dictadura militar casi perimida, en 1983 se convoca a elecciones. En esa oportunidad, Alfonsín no requirió de una disputa interna para dirimir qué correligionario representaría al partido en los comicios que marcarían el fin de la dictadura: Fernando De la Rúa, ex compañero de fórmula de Balbín, desistió de competir y cedió todo el poder al representante del progresismo dentro de la UCR.
El 30 de octubre de 1983, Alfonsín colectó más del 50% de los votos por sobre el candidato justicialista, Ítalo Luder. El 10 de diciembre debía jurar como Presidente de la Nación. Representaba no sólo la vuelta a la democracia, sino el fin de un período cruento de una golpeada Argentina.
Con la promesa de juzgar y condenar a los comandantes de la Junta Militar que gobernó el país entre 1976 y 1983, Alfonsín encaró un proceso que envió a prisión a los más altos jerarcas militares. Algo inédito para la región, que se mantuvo sobre el yugo militar durante décadas.
También se encargó del juicio a los terroristas de Montoneros y ERP, algo que la izquierda más recalcitrante argentina jamás le perdonó. La Ley de Divorcio -que marcó un fuerte conflicto con la Iglesia Católica-, el pebliscito por el Conflicto del Canal de Beagle que finalmente trajo la paz con Chile, el traslado de la Capital Federal a Viedma, la visita de Juan Pablo II en 1987 a la Argentina, la visita a Fidel Castro en Cuba y la implementación de las Cajas PAN fueron sin duda hitos que también marcaron los años alfonsinistas.
Levantamientos militares, Punto Final y La Tablada El abierto enfrentamiento con las Fuerzas Armadas le costaría al por entonces Presidente levantamientos y reclamos desde ese sector.
El poder uniformado todavía contaba con los resortes suficientes como para ser considerado una amenaza para la democracia. Alfonsín debió resistir los embates y negociar. Ese fue uno de los máximos desafíos que debió enfrentar el histórico dirigente como Primer Mandatario: la Ley de Punto Final, como consecuencia del levantamiento militar de la Semana Santa de 1987, fue el mayor "reproche" que los sectores progresistas le endilgaron a su gobierno.
El enrarecido "clima" que vivía el país esos años dio la excusa perfecta a los extemporáneos terroristas del ERP de Enrique Gorriarán Merlo que ensangrentaron al país el 23 de enero de 1989, cuando coparon el Regimiento 3 de Infantería de La Tablada.
Hiperinflación, saqueos y final A la violencia se le sumaron los datos económicos. El equipo que Alfonsín había designado no encontraba salida a la crisis que proyectaba al país hacia el derrumbe total.
Desde el comienzo de su gestión, el Ministerio de Economía vio cambiar de jefe cuatro veces: Bernardo Grinspun, Juan Vital Sourrouille, Juan Carlos Pugliese y Jesús Rodríguez no encontraron nunca una solución a la inevitable catástrofe económico-financiera que terminaría sepultando al gobierno alfonsinista. Jaqueado, sin respaldo y con los resultados electorales en la mano, la crisis económica terminó por derrumbar su administración: el 9 de julio de 1989 entregó el bastón y banda presidencial a Carlos Saúl Menem (Partido Justicialista), quien sería Presidente por más de 10 años.
Una hiperinflación galopante e imágenes de saqueos en toda la Argentina precipitaron su final.
El Pacto de Olivos con Menem: Los años siguientes lo tuvieron como protagonista de pocas noticias hasta que un polémico acuerdo con Menem por la reforma constitucional provocó que las críticas se multiplicaran sobre su figura. El "Pacto de Olivos" fue criticado por todos los sectores políticos de la Argentina: desde el peronismo hasta el radicalismo vieron como un "acuerdo de pocos" ese entramado que permitió la reelección presidencial del caudillo riojano.
Los "correligionarios" castigaron ese pacto en la quinta presidencial y castigaron a la UCR en las elecciones para nombrar a los convencionales de 1994. El centenario partido acusó el golpe, el más fuerte hasta entonces y del que quizás aún hoy no logró reponerse.
Sin embargo, la capacidad de Alfonsín por conducir y "reinventar" a la UCR logró colocar a sus dirigentes al frente de una nueva "esperanza" democrática. Fue así que nació la "Alianza" entre el Frepaso y el radicalismo. Ese frente opositor al Partido Justicialista ganaría las elecciones legislativas de 1997, en el histórico triunfo de Graciela Fernández Meijide sobre Hilda "Chiche" Duhalde en territorio bonaerense.
Sería el preanuncio de los comicios presidenciales de 1999 que llevarían a Fernando De la Rúa al sillón de Rivadavia, por sobre Eduardo Duhalde.
En octubre de 2001, Alfonsín volvería a presentarse a elecciones, pero esta vez como candidato a senador nacional por la Provincia de Buenos Aires. Allí compitió con Duhalde, quien en enero del años siguiente llegaría a la Presidencia tras la caída de De la Rúa.
Una gran pérdida: Amparo Alfonsín tenía 15 años en septiembre de 2004 y cursaba el tercer año de la secundaria en el Colegio Jesús María cuando un vidrio de una puerta se cayó sobre su pierna izquierda y provocó un gran corte con una hemorragia que resultó imposible de frenar.
El ex Presidente estaba en Tucumán y regresó a Buenos Aires para despedir los restos de su nieta y acompañar a su hijo Ricardo. Según sus allegados, la muerte de su nieta provocó una profunda pena en el dirigente radical de la que nunca pudo reponerse.
Homenajes en vida: Poco común en años de tanta crispación política, los homenajes para Alfonsín fueron en vida: el más importante fue el año pasado, cuando el 1º de octubre en el Salón de los Bustos de la Casa Rosada se descubrió una imagen con su rostro. Producto de su enfermedad, ese día estaba visiblemente debilitado y debió leer su mensaje a pesar de ser uno de los grandes oradores de la política de los últimos años.
Poco después, la Juventud Radical también le rindió homenaje en el Luna Park. Sin embargo, su salud ya no lo acompañaría y los médicos no le permitieron salir de su departamento de la Avenida Santa Fe al 1600. Sólo pudo enviar un mensaje grabado a sus seguidores.
El 31 de marzo de 2009, a los 82 años, falleció un hombre de la democracia, clave en la historia de la Argentina. Falleció Raúl Ricardo Alfonsín.

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