Kurt Heil - 18/02/11
Esta mañana al despertarme, se abrió un canal en mi interior. Comencé a tener una visión de mi vida, rebotando entre situaciones, que me conducían en nuevas direcciones, por nuevos caminos en mi vida.
Entonces necesité levantarme, seguir, ponerme en movimiento, y en un instante me di cuenta de que había cerrado una puerta a una importante y suave visión de mi vida.
Así que dejé el desayuno y volví a acostarme para encontrar esa puerta, pero había desaparecido y yo estaba de vuelta en lo de siempre.
Reflexionando sobre lo que pude recordar de esa experiencia pequeña pero profunda, empecé a ver un patrón en la forma en que me trato a mi mismo y a los demás. Se me ocurrió que explicar a otros cosas sobre crecimiento interno es el mismo mecanismo de interponerse en el camino.
La amabilidad y el cuidado que necesito tener conmigo para no arrasar mi mundo interno, es el mismo cuidado que necesito tener cuando hablo sobre lo sagrado con otros. Si pienso que conozco la respuesta a sus dificultades actuales, estoy dejando de escucharlos, y en cambio estoy esperando la oportunidad para interrumpir e intercalar mi propia "sabiduría".
Mi "yo" quiere probar que sabe, para que se me reconozca inteligente. Pero de esta manera puedo estar bloqueando sus oportunidades de llegar a descubrirlo por sí mismos. La reafirmación que busco ayudando a esta otra persona, le impide encontrar su propio camino.
Si tenemos algo para dar del Mensaje de Silo, es esto: que el fracaso puede abrir una puerta a una manera diferente de vivir en el mundo, y cada uno de nosotros necesita encontrar esa forma propia, sin la imposición o manipulación de alguien que se la sabe. Si realmente somos expertos en esta empresa del trabajo interno, entonces tendremos claro cuan delicado es este proceso interno, y cuan poderosas son las fuerzas del mundo que nos rodean, que nos empujan y tironean en distintas direcciones.
Volvemos al principio de tratar al otro como queremos ser tratados, y queremos encontrar el hilo de la reconciliación en nuestro interior. Queremos la unidad que proviene del cambio constante, de reforzar aquello que siempre ha estado buscando esa unidad en nuestro interior. Así que deseo también reforzar esa búsqueda en otros, y no interponerme en su camino tratando de probarles que sé lo que ellos están buscando. Porque no lo sé.
Lo que sí sé es que El Mensaje de Silo es un vehículo muy útil y abierto para encontrar la forma de soslayar al ampuloso y grandilocuente "yo".
1 comentario:
Gracias Kurt por la reflexión. Ivone
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