miércoles, 14 de abril de 2010

TOBRUK


Antes de una proyección en un festival europeo, el cineasta checo Václav Marhaul avisó que "Tobruk" no es una película sobre la guerra, sino sobre la gente que está en la guerra. Sobre la gente que se encuentra dentro del mecanismo de destrucción y miedo de un conflicto armado. Sobre los sentimientos humanos, la soledad, el hastío, el odio.
Y Marhoul tiene razón. Su película sobre el destacamento checo que luchó en el sitio de Tobruk, en África, durante la Segunda Guerra Mundial, es un relato enorme, auténtico, que poco a poco desvela el interior de los soldados, donde no hay mucha luz, donde mandan los claroscuros.
Por eso el relato, como también afirmó Marhaul, puede extrapolarse a cualquier guerra, de cualquier época. Con una dirección y trabajo de producción excelentes, Tobruk asusta por su veracidad. Asusta.
Debo reconocer que se me hizo un poco densa (a veces por sus escenas terribles y a veces por su ritmo tan lento), pero es una película que no tiene nada que envidiarle a "Vivir al límite" en el tratamiento casi documental de la vida cotidiana en el campo de batalla.

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