Ha llegado a los cines porteños el nuevo y tan esperado filme de Quentin Tarantino, "Bastardos sin Gloria", ambientado en la 2º Guerra Mundial.
Las expectativas han sido superadas. El séptimo filme de Quentin es intenso, original, desmesurado y brillante.
Algunas consideraciones:
1- Ya es hora de que Tarantino se deje de dar vueltas y haga un spaghetti western. En Kill Bill y en este nuevo filme se nota la impronta de Sergio Leone. Es decir, esa música grandilocuente de Ennio Morricone, esa pomposidad, esa total falta de sutileza que tantos nos gusta.
2- En los días previos al estreno, decíamos que Brad Pitt era un actor secundario dentro del filme y que el protagonismo correspondía al personaje de Melannie Laurent. Pues no, el protagonista indiscutido del filme es el actor austríaco Christopher Waltz. Una revelación absoluta. Waltz era un actor de televisión que encontró en el personaje del coronel Hans Landa el papel de su vida. Los resultados están a la vista: la actuación es monumental. Merecidamente, Waltz obtuvo el premio al Mejor Actor en el último Cannes.
3- (Este ítem no es recomendado para aquellos que no vieron el film porque se cuentan detalles de la resolución final) Tarantino ha realizado su primer film histórico y, como buen enfant terrible que es, ha demostrado que la Historia no le interesa en lo más mínimo. A contramano de todas las solemnes películas que estamos acostumbrados a ver sobre la 2º Guerra, "Bastardos..." se va para otro lado. Cuando nos estamos cercando al esperado momento del atentado en el cine, más de uno esperábamos que Hitler escapara a tiempo. Nada de eso. Eli Roth entra en acción y llena el cuerpo de Hitler de balas... Brillante.
Otras consideraciones:
Brad Pitt es impresionante, la música de David Bowie funciona a la perfección, etc etc etc.
Un nuevo clásico moderno de Tarantino. Todos los cinéfilos del mundo estamos agradecidos.
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