Se trata de una de las mejores propuestas de ciencia ficción de los últimos años, capaz de sorprender al mismo tiempo que carga con furor contra los abusos de poder de los gobiernos que actúan en base a intreses creados. De visión obligada.
Hace veinte años se despejaron todas las dudas acerca de si estábamos o no solos en el universo, cuando una gigantesca nave espacial se posó sobre Johannesburgo sin mostrar ningún signo de hostilidad o actividad de cualquier tipo. Cuando las autoridades de la Tierra decidieron acceder al interior, encontraron a una tripulación desvalida e indefendsa, que fue realojada en las afuersa de la ciudad sudafricana.
"Sector 9" nace de "Alive in Joburg", corto filmado en 2005 por Neil Blomkamp.
Ciencia ficción, acción, drama, comedia y thriller se dan la mano en una propuesta que aprovecha al máximo los recursos su alcance, un proyecto en el que el cineasta cuestiona fuertemente nuestra convulsa realidad desde un prisma que arranca con disposiciones de tendencias documentalistas para derivar posteriormente en una aventura por la supervivencia de su protagonista (Sharlto Copey) en la que los poderes de facto terráqueos son peligrosamente similares a los que comandan nuestros destinos desde tiempos inmemoriales.
El abuso de poder, los intereses económicos en torno a la investigación científica y militar, la utilización de grupúsculos mercenarios para defender inversiones privadas... todo ello contemplado desde la hiperrealista recración de un verdadero gueto en el que los visitantes malviven hacinados en un vertedero social repleto de dorgas, prostitución y demás lindezas regalados por el progreso industrial.
"Sector 9" consigue ser original y precoz en partes iguales, difuminando su mensaje a través de la aguda comicidad que regala la figura principal, en principio un perdedor histriónico y exagerado que va evolucionando por dentro y por fuera en una progresión que le llevará a replantearse los valores que mueve su existencia, reconociendo la igualdad en la diferencia y abriendo su percepción para aceptar al otro con el respeto que cualquier vida merece.
Una proclama pacificadora vestida de divertimento inteligente y perspicaz, acertadamente situado en un punto neurálgico del Tercer Mundo que aporta un mayor interés por su exotismo de cara la taquilla planetaria, hastiad de que toda aparición intergaláctica tenga lugar en las principales urbes norteamericanas.
A pesar de que el guión abre múltiples interrogantes que no acaban de encontrar respuesta en ningún momento (principalmente centrados en la extraña naturaleza de los caóticos alienígenas) el dinamismo general y las referencias fácilmente identificables a infinidad de títulos del género hacen de la película uno de los aciertos más frescos y agradables de los últimos años, destinada con total seguridad a convertirse en un clásico.
José Arce
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