El colegio, los alumnos, el profesor y los hechos no son invención de Dennis Gansel, el director del filme. Existieron y sucedieron en 1967. Después de cinco días, Ron Jones, profesor de historia en la Cubberley High Shool de Palo Alto, Estados Unidos, tuvo que interrumpir su “The third wave” (la tercera ola), el ensayo con el que hizo comprender a sus estudiantes la dimensión real de la autocracia, con excesivo éxito.
DEMASIADO LEJOS
En 1981, el escritor estadounidense Morton Rhue narró en su libro The wave lo acontecido en la Cubberley High Shool. La traducción al alemán, aparecida tres años después, se tituló Die Welle. Bericht über einen Unterrichtsversuch, der zu weit ging. Es decir: la ola. Relato de un experimento de clase que fue demasiado lejos.
Y esa es la trama en la que se basa de Die Welle, la nueva película que cargada de caras conocidas, conocidas en Alemania, llega a los cines germanos con expectativas de ser un éxito. El papel de Rainer Wenger, Ron Jones en original, lo interpreta Jürgen Vogel, un actor de reconocida fama y aspecto desenfadado al que la figura le calza como un guante.
Los chicos, que en el filme son alemanes de 2007 y no estadounidenses en los sesenta, empezarán a adoptar símbolos para distinguirse del resto. Vivirán la experiencia de pertenecer a un grupo, dentro del cual reina la uniformidad, sumisa a una autoridad. Y acabarán defendiendo, y obedeciendo, a esa unidad más allá de lo que jamás hubieran pensado.
UN TEMA FASCINANTE
Die Welle no es la primera película que se dedica a esta temática, y Ron Jones no ha sido el único en testar en personas el efecto que sobre ellas ejerce la mezcla de poder, ideología y sentimiento de pertenencia. Das Experiment (el experimento), un filme del también alemán Oliver Hirschbiegel, cuenta una historia similar acontecida originalmente en 1971 en la universidad californiana de Stanford.
La pregunta de qué es lo que lleva a personas normales, incluso bien formadas e inteligentes, a someterse a principios que antes de la aparición de ciertas estructuras hubieran reprobado moralmente, y en el peor de los casos a ejercer la violencia, ha ocupado a muchos y sigue siendo un tema fascinante que al parecer no pierde vigencia con el paso de los años.
Pero además, Die Welle abre un segundo frente de debate: el que afecta a los jóvenes, a su situación en la sociedad actual, al papel de los padres y de los cada vez más difusos roles familiares. “Los chicos están siendo reducidos hoy en día al problema de la educación o la violencia juvenil. Éstos son los únicos discursos en los que se menciona a los jóvenes. Pero nunca se habla de su valor como seres humanos”, dice Vogel.
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