miércoles, 11 de noviembre de 2009

LA MUERTE DE LAWRENCE 001


Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, fue uno de los personajes más interesantes y misteriosos del Siglo XX.
Arqueólogo, líder de la revolución árabe en Medio Oriente, escritor, traductor de “La Odisea” de Homero, fotógrafo. En sus últimos años, se enlistó como soldado raso en la RAF.
A mediados de los ´30, Thomas Lawrence recibió una carta de Robert Graves, al que The Times había pedido que redactara una nota necrológica de dos mil palabras sobre Lawrence para tenerla lista en los archivos por si la necesitaban. Aún faltaban algunos años para que Lawrence muriera, pero bueno, parece que los editores de los diarios tienen ese costumbre de anticiparse y escribir homenajes a los héroes en vida.
Graves le preguntó a Lawrence si le gustaría escribir él mismo la nota, prometiendo que nadie se enteraría.
Lawrence escribió: "No dé demasiada importancia a lo que hice en Arabia durante la guerra. Creo que el acuerdo sobre Oriente Medio que propugnamos con Winston Churchill en 1921 debería pesar más que la lucha. Y creo también que ese acuerdo debería pesar menos que mi vida desde 1922, pues la conquista del último elemento, el aire, me parece la única tarea importante de nuestra generación; y he llegado a pensar que el progreso actual no es obra del genio aislado sino del esfuerzo común. Para mí es la multitud de toscos conductores de transportes que llenan la carretera quienes hacen de ésta la era mecánica. Y son los aviadores, los mecánicos, quienes están dominando el aire, no los Mollison ni los Orlebar (dos célebres pilotos). El genio hace incursiones, pero es la gente normal la que ocupa y posee. Por eso fui soldado y di lo mejor de mí induciendo a mis compañeros a enorgullecerse de sí mismos y de su tarea silenciosa”.
No decía nada sobre sus triunfos literarios ni sus aspiraciones en ese terreno.
Con respecto a este tema, en la misma época escribió una carta a Edward Garnett donde decía: “Y en el futuro lejano, si el futuro lejano se digna a considerar mi insignificancia, se me alabará más como hombre de letras que como hombre de acción”.

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