Traginnea; la ciudad donde una epidemia mortal y desconocida se desata generando una ola de caos, histeria, miedo irracional…
Cuando la situación se torna insostenible, las autoridades delegan sus facultades a la Fundación Bio-Fronteras y un muro se construye alrededor de la urbe.
Miles de personas son rescatadas a tiempo. Miles quedan atrás.
Los sobrevivientes se refugian en una nueva estructura urbana a la que llaman Ciudad Nueva. Lejos de las ruinas de Traginnea, todos viven allí como autómatas obedeciendo las normas instauradas para impedir el posible advenimiento del terrible mal. Es una vida de encierro, paranoia y tensión, en la que toda voz de esperanza fracasa hasta ser misteriosamente acallada.
La Fundación, convertida en el cerebro de la comunidad nueva, es la única encargada de controlar los ingresos a la antigua urbe, cuyo objeto es el de analizar y prevenir las causas de esta letal epidemia.
Entre los cientos de profesionales enviados, Juan Robles y Nathalie Arcadieux - dos jóvenes científicos – llegan a la ciudad desolada. Su misión está a cargo de Tomás Branatto, un operador de la Fundación, quien desde la Ciudad Nueva se encarga de establecer las comunicaciones necesarias, controlando cada aspecto de la investigación.
Se trata de una misión como cualquier otra. Pero algo sale mal. Los reportes que Tomás recibe son confusos: hablan de otra realidad. Lo que inicialmente parece un delirio producto de la presión que Juan y Natalie soportan en su trabajo de campo, se convierte en una verdad a punto de estallar: es cierto, hay sobrevivientes.
¿Qué ocurre con ellos? ¿Dónde están? Pronto, Tomás comprende que la realidad es otra; descubrirla es arriesgarlo todo, revelarla es ser un kamikaze.
Cuando la situación se torna insostenible, las autoridades delegan sus facultades a la Fundación Bio-Fronteras y un muro se construye alrededor de la urbe.
Miles de personas son rescatadas a tiempo. Miles quedan atrás.
Los sobrevivientes se refugian en una nueva estructura urbana a la que llaman Ciudad Nueva. Lejos de las ruinas de Traginnea, todos viven allí como autómatas obedeciendo las normas instauradas para impedir el posible advenimiento del terrible mal. Es una vida de encierro, paranoia y tensión, en la que toda voz de esperanza fracasa hasta ser misteriosamente acallada.
La Fundación, convertida en el cerebro de la comunidad nueva, es la única encargada de controlar los ingresos a la antigua urbe, cuyo objeto es el de analizar y prevenir las causas de esta letal epidemia.
Entre los cientos de profesionales enviados, Juan Robles y Nathalie Arcadieux - dos jóvenes científicos – llegan a la ciudad desolada. Su misión está a cargo de Tomás Branatto, un operador de la Fundación, quien desde la Ciudad Nueva se encarga de establecer las comunicaciones necesarias, controlando cada aspecto de la investigación.
Se trata de una misión como cualquier otra. Pero algo sale mal. Los reportes que Tomás recibe son confusos: hablan de otra realidad. Lo que inicialmente parece un delirio producto de la presión que Juan y Natalie soportan en su trabajo de campo, se convierte en una verdad a punto de estallar: es cierto, hay sobrevivientes.
¿Qué ocurre con ellos? ¿Dónde están? Pronto, Tomás comprende que la realidad es otra; descubrirla es arriesgarlo todo, revelarla es ser un kamikaze.
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