viernes, 25 de julio de 2008

PAOLUCCI, SEGUN JMS


Uno a veces conoce a la gente después que pasó por su vida.
Mario Paolucci entró en la mía hace cosa de unos cinco años.
La cara la conocía, el nombre no.
Me dijo Eduardo Pérsico que era hijo de uno de los mejores médicos de la zona sur, por Lanús o Banfield.

Me llamó la atención el conocimiento que tenìa Mario sobre el cine argentino.
Y también la precisión con que armaba las frases.
Era no sólo educado, sino también aprendido.
Y memorioso.

Era advertible a simple vista que si algo le faltaba, era elegancia, tal como se entiende "elegancia" hoy entre nosotros.
A tal extremo que en una oportunidad -- era miércoles, día de reunión -- tuve que bajar a la conserjería del Atlas Tower para que le permitieran entrar pues lo empleados de seguridad lo sospechaban un mendigo.
Él fue el primero en reírse de la confusión.

Ud. me envìa una semblanza verdaderamente emocionante.
Me hace saber que pasó 17 años navegando y que deambuló prostíbulos y boliches de Shangay y Singapore.
Entonces me pregunto: ¿porqué, ademàs de los cinco sentidos, no tenemos el de la "detección de personalidades" , para no sentir ahora la vergüenza y el desencanto de que pasó a nuestro lado un tipo con más de mil anécdotas de las cuales sólo conocemos cinco o seis?
¿No será que somos muy vanidosos y que algo de lo que vieron los estúpidos conserjes del Atlas Tower lo llevamos tambièn adentro con nosotros?

JOSÉ MARTINEZ SUÁREZ

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