miércoles, 16 de diciembre de 2009

LA HISTORIA DE DEWEY COX


WALK HARD es una de las mejores comedias del año. Lamentablemente, no se ha estrenado en nuestro país y, a esta altura, creo que tendremos que conformarnos con verla en DVD o en algún canal de cable.
Esta película está co-escrita y co-producida por Judd Apatow, que se ha convertido en un cineasta de culto para el cine independiente tras haber realizado un puñado de películas que, a simple vista, son típicos productos comerciales pero, analizados como se debe, pueden entrar en esa categoría que hemos dado en llamar cine-de-autor.
Apatow es un autor, y lo ha demostrado en sus realizaciones "Virgen a los 40", "Ligeramente embarazada" y la inminente "Funny people".

Bueno, por medio de Apatow llegamos a "Walk hard", una sátira de las biopics sobre cantantes de rock. El protagonista es Dewey Cox, un multifacético cantante que recorre todas las épocas y estilos musicales de la cultura norteamericana. Como si fuera poco, se acostó con 411 mujeres, se casó tres veces, tuvo 22 hijos y acogió a otros 14, y probó todas las drogas imaginables.


En su infancia, Dewey Cox asesina accidentalmente a su hermano, y este hecho lo marcará para toda la vida. El tema del "hermano muerto" es muy común en otras biografías de cantantes como Johnny Cash y Elvis Presley.

La carrera de Cox empieza a mediados de los ´50, cuando tiene 14 años y forma un conjunto musical para cantar baladas románticas.
Por aquel entonces, Dewey Cox conoce al Rey de Rock N´Roll, ni más ni menos que Elvis Presley, en una actuación excelente y desorbitada de Jack White (el cantante de White Tripes). También aparece Buddy Holly (interpretado por Frankie Muñiz).


En los ´60, Cox asume cierto "compromiso" social y se convierte en un cantante al mejor estilo Dylan. Después viaja a la India para hacer meditación trascendental con los Beatles (brillantemente interpretados por Jack Black, Paul Rudd, Jason Schwartzman y Justin Long). Una de las mejores escenas de la película.

Hacia fines de los ´60, Cox empieza a consumir LSD y se propone hacer su obra maestra, monumental. Y termina enloqueciendo, al mejor estilo Brian Wilson en el período Smile.

Así llegamos a los ´70, cuando Cox incursiona en la música disco, tiene su propio programa de televisión y adopta una postura individualista y frívola.

A principios de los ´80, Dewey Cox descubre que no ha sido un buen padre y decide dejar la música a un lado para ocuparse de sus innumerables hijos. Se mantiene alejado de los escenarios hasta mediados de los ´90, cuando es convocado para un recital en su homenaje. No voy a contar el final, pero es increible, a la altura del film.
Para terminar, hay que decir que esta película no sería tan grandiosa si no fuera por la gran actuación de John C. Reilly, uno de los mejores actores del momento.

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