jueves, 16 de agosto de 2012

Dos moralejas de la película Forrest Gump, por Danilo Castelli



1) Si sos varón, obedecé siempre a la autoridad como hizo Forrest. Si tuviste la bendición de nacer en un país como EEUU (y ser blanco), con un poco de suerte y esfuerzo vas a tener tu recompensa. Ajustándote a las reglas y respetando las jerarquías vas a ser héroe de guerra, campeón de ping-pong, famoso, y millonario. No como esos resentidos de las Panteras Negras con su discurso de odio (en cambio qué risueña la anécdota del tatarabuelo que fundó al Klan...). El sistema funciona, pibe! Si Forrest pudo, vos podés. Seamos como el Forrest.

2) Si sos mujer, sé una nena buena. Ya viste lo que le pasó a Jenny. En vez de conseguirse un novio y casarse, persiguió su sueño de ser música, exploró su sexualidad, experimentó con drogas, probó estilos de vida alternativos, y cuestionó al status quo. Resultado: terminó al borde del suicidio y al final se murió de sida. En cambio la mamá de Forrest (se dice su nombre en la película?) aceptó el rol que Dios le designó (ser la mamá de Forrest) y así se ganó el cielo. Si Jenny hubiera hecho lo mismo, cuanto sufrimiento se hubiera evitado! Pero bueno, la letra con sangre entra y al final sí hizo algo útil en su vida: ser la esposa de Forrest y la madre de su hijo.



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