Sigue fortaleciéndose el universo de Traginnea, sobre todo con la lectura del libro "Argentinos", de Lanata.
La caracterización de Yrigoyen es ideal para crear la vida y obra de un presidente traginneo al que lo llamaban "La Sombra" porque era muy reservado, no daba discursos y nunca se dejaba fotografiar.
En los últimos meses de su presidencia, estaba muy enfermo. Su entorno no quería dar a conocer la noticia para no generar desestabilidad política. El problema es que el presidente falleció repentinamente y sus ministros se encontraron frente a un dilema: si se difundía la noticia de su muerte, la inestabilidad sería aún peor, así que no tuvieron mejor idea que hacerle creer a todo el mundo que el presidente seguía vivo, ejerciendo sus funciones con normalidad.
De esta forma, Traginnea fue el primer país del muindo que tuvo un presidente que pudo gobernar cinco meses después de su fallecimiento.
¿Cómo sigue esta historia? Se produce un golpe de Estado y el grupo de ministros se encargó de trasladar el cadáver presidencial al exilio. Más precisamente, a la isla Martín García. Allí se instaló el gabinete, preocupados por encontrar una salida a la problemática.
La tiranía gobernante debía enfrentarse al descontento popular: las masas ansiaban el retorno de su líder, supuestamente exiliado en Martín García.
Los ministros despuestos decidieron dejar de lado las mentiras y ocultamientos. Había llegado la hora de recurrir a la verdad: el presidente estaba muerto.
El problema es que, misteriosamente, el cadáver presidencial desapareció y no pudieron encontrarlo.
Cuando se hizo pública la noticia de la muete, todos los traginneos (ya sea de la oposición como los partidarios) exigieron ver el cadáver y al no aparecer, conjeturaron que el presidente aún vía, que la noticia de la muerte era un engaño y que el gabinete depuesto estaba mintiendo (toda una paradoja: la primera vez que este grupo de políticos se atrevieron a decir la verdad, nadie les creyó).
El enigma sobre la desaparición del cadáver presidencial nunca se aclaró. Y es así como hubo toda una generación de traginneos que se pasó la vida esperando el regreso del presidente depuesto. Incluso se generaron algunas frases populares que pasaron a formar parte de la cultura del país: "aquí andamos, esperando que vuelva" o "ya va a volver, seguro que va a volver".
En los últimos meses de su presidencia, estaba muy enfermo. Su entorno no quería dar a conocer la noticia para no generar desestabilidad política. El problema es que el presidente falleció repentinamente y sus ministros se encontraron frente a un dilema: si se difundía la noticia de su muerte, la inestabilidad sería aún peor, así que no tuvieron mejor idea que hacerle creer a todo el mundo que el presidente seguía vivo, ejerciendo sus funciones con normalidad.
De esta forma, Traginnea fue el primer país del muindo que tuvo un presidente que pudo gobernar cinco meses después de su fallecimiento.
¿Cómo sigue esta historia? Se produce un golpe de Estado y el grupo de ministros se encargó de trasladar el cadáver presidencial al exilio. Más precisamente, a la isla Martín García. Allí se instaló el gabinete, preocupados por encontrar una salida a la problemática.
La tiranía gobernante debía enfrentarse al descontento popular: las masas ansiaban el retorno de su líder, supuestamente exiliado en Martín García.
Los ministros despuestos decidieron dejar de lado las mentiras y ocultamientos. Había llegado la hora de recurrir a la verdad: el presidente estaba muerto.
El problema es que, misteriosamente, el cadáver presidencial desapareció y no pudieron encontrarlo.
Cuando se hizo pública la noticia de la muete, todos los traginneos (ya sea de la oposición como los partidarios) exigieron ver el cadáver y al no aparecer, conjeturaron que el presidente aún vía, que la noticia de la muerte era un engaño y que el gabinete depuesto estaba mintiendo (toda una paradoja: la primera vez que este grupo de políticos se atrevieron a decir la verdad, nadie les creyó).
El enigma sobre la desaparición del cadáver presidencial nunca se aclaró. Y es así como hubo toda una generación de traginneos que se pasó la vida esperando el regreso del presidente depuesto. Incluso se generaron algunas frases populares que pasaron a formar parte de la cultura del país: "aquí andamos, esperando que vuelva" o "ya va a volver, seguro que va a volver".
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