jueves, 14 de octubre de 2010

DOMESTICO


Prólogo de DOMESTICO, por LINIERS
Nunca fui muy lector de novlas gráficas con super héroes (sepan disculpar). Suelo no identificarme.
Que vuela, que les salen rayos por los ojos, que son de otro planeta, que una hormiga atravesó un túnel espacio-temporal adquiriendo las ondas sub gamatómicas de dicha experiencia una misteriosa radiación que al picarte te transforma en Antman, y con tus poderosas tenazas y megapoderes entomológicos combatirás a los malos. No sé, me cuesta identificarme con este tipo de historias.
Por otro lado, siempre me dio la sensación de que se la agarran con los más débiles. Está bien, el tipo es un chorro y está robando un banco, qué mal. Pero que venga un señor como Superman y lo revuele por el aire y lo entregue a la policía me parece una pelea un poco desigual. Los supervillanos son un poco más interesantes, ocn sus intenciones sociópatas y máquinas mefistofélicas para la dominación del mundo, aunque en última instancia, sus esfuerzos van a ser igual de fútiles que el intento del chorro común y corriente del bancvo, porque al final gana el superhéroe... Y si se muere, como le pasó alguna vez a Superman, tarde o temprano resucitra para hacer más películas y muñequitos y revistas y cajitas felices y todas esas cosas del american way...
Sin embargo, he aquí una historia de super héroes que puedo entender. Que me suena a verdadera por todos lados y que sin embargo incluye todas las características necesarias para crear esos universos. Está la génesis de los poderes del muchacho. El aborrecible Némesis. Sus víctimas que necesitan ser rescatadas. Extravagantes elecciones indumentarias. Los ayudantes funcionals al héroe. Y por supuesto, los superpoderees (combatir hacia el final no es una cualidad entre los simples mortales).
De Caro y Greco le sacaron punta a sus lápices y construyeron esta ventura descuajada de superhéroe argentino y doméstico, medio desvencijado, averiado por sus fracasos emocionales, algo psicótico, con intención kamikaze de ir contra los más fuertes pero que nos suena familiar y, ahora sí, de fácil identificación.
¿O ninguno de ustedes fantaseó con demostrarle a esa/ese ingrato/a que detrás de la persona cuyo corazón acababa de destruir, en realidad se escondía un superhéroe?

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