En su libro "Ecofascismo", Julio Orduna establece los aspectos más cuestionables de las iniciativas ecológicas.
Hay un ejemplo (la mosca tse tse en África) que alcanza para acercanos al tema: la mosca tse tse es transmisora de la tripanosomiasis (causante de la llamada "enfermedad del sueño").
En África, los habitantes habían observado hace mucho tiempo la relación entre la proliferación de la fauna salvaje, la extensión de la vegetación virgen y la aparición de la mosma. De ahí que sus cultivos y el desmonte consecuente, además de la caza esporádica, contribuyeran a frenar y hacer disminuir la multiplicación de casos.
La política europea de conservación, en cambio, preocupada por proteger justamente ese tipo de animales (el antílpe, entre otros) y la "prístina" pureza del paisaje, impide el desmonte y el cultivo de las áreas protegidas, contribuyendo así a la propagación de la mosca y de la enfermedad.
De nada han servido las quejas y demostraciones científicas de la relación entre la extensión de los parques ecológicos y los casos de la enfermedad del sueño de los pobladores, una de la mayores calamidades que afectan a la población africana.
Desde hace tiempo, los dirigentes tribales se han venido oponiendo a la creación de parques, áreas protegidas y a la prohibición de la caza. Pero no han sido escuchados. Las organizaciones ecológicas tienen siempre la última palabra. Cuidan a la naturaleza, pero se olviden del ser humano.
Hay un ejemplo (la mosca tse tse en África) que alcanza para acercanos al tema: la mosca tse tse es transmisora de la tripanosomiasis (causante de la llamada "enfermedad del sueño").
En África, los habitantes habían observado hace mucho tiempo la relación entre la proliferación de la fauna salvaje, la extensión de la vegetación virgen y la aparición de la mosma. De ahí que sus cultivos y el desmonte consecuente, además de la caza esporádica, contribuyeran a frenar y hacer disminuir la multiplicación de casos.
La política europea de conservación, en cambio, preocupada por proteger justamente ese tipo de animales (el antílpe, entre otros) y la "prístina" pureza del paisaje, impide el desmonte y el cultivo de las áreas protegidas, contribuyendo así a la propagación de la mosca y de la enfermedad.
De nada han servido las quejas y demostraciones científicas de la relación entre la extensión de los parques ecológicos y los casos de la enfermedad del sueño de los pobladores, una de la mayores calamidades que afectan a la población africana.
Desde hace tiempo, los dirigentes tribales se han venido oponiendo a la creación de parques, áreas protegidas y a la prohibición de la caza. Pero no han sido escuchados. Las organizaciones ecológicas tienen siempre la última palabra. Cuidan a la naturaleza, pero se olviden del ser humano.
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