En estos días, Eduardo Aliverti estuvo trabajando en la radio y recibió innumerables llamados de personas que querían expresar públicamente su pesar por la muerte del ex-presidente Néstor Kirchner. Dentro de esa "minoría intensa", apareció una gran cantidad de personas que se comunicaron diciendo: “no soy peronista, no soy kirchnerista, no quiero a este gobierno, pero...”. A Aliverti le molesta mucho ese "pero" porque parece que están diciendo:“me parece que me di cuenta ahora, con la muerte, de que no hay nada real mejor que esto, por más que no me guste".
Bueno, Aliverti, lamentablemente es así. Con la muerte de Alfonsín, muchos salieron a decir: "no lo voté, no soy alfonsinista, pero hay que reconocer que fue un gran presidente".
La muerte genera ese estado, esa reconciliación. Muchos antikirchneristas se sienten compungidos y angustiados, pareciera que se han dado cuenta que Kirchner era un ser-humano y no un monstruo devorador. Paradójicamente, la muerte sirve para humanizar a las personas.
En lo que a mi respecto, sigo reconociendo muchas cosas que este gobierno ha hecho bien y sigo cuestionado otras. Parece de mal gusto, parece un acto de cinismo. Cuestionar actitudes o proyectos de los Kirchner (hoy, en este preciso instante) te convierte en un desalmado, un aliado del fascismo. Así ha sido la situación en estos últimos años: no se aceptan críticas ni cuestionamientos. Lealtad absoluta o nada.
No perdamos el tiempo con esos juegos de palabras. En un listado bastante concreto realizado por Mempo Giardinelli, podemos ordenar algunas de las virtudes del gobierno kirchnerista de esta forma:
—Cambiaron la política pública de Derechos Humanos en la Argentina.
—Cambiaron la corrupta Corte Suprema de Justicia y le dieron más credibilidad.
—Abrieron los archivos de los servicios secretos y con ello se reorientó el juicio por los atentados sufridos por la comunidad judía en los '90.
—Recuperaron el control público del Correo, de Aguas, de Aerolíneas.
—Cambiaron nuestra política exterior terminando con las claudicantes relaciones carnales y otras payasadas.
—Dispusieron una consecuente y progresista política educativa como no tuvimos por décadas, y se cambió la infame Ley Federal de Educación menemista por la actual, que es democrática e inclusiva.
—Iniciaron una gestión plural en la Cultura, que ahora abarca todo el país y no sólo la Ciudad de Buenos Aires.
—Comenzaron la primera reforma fiscal en décadas, a la que todavía le falta mucho pero hoy permite recaudaciones récord.
—Renegociaron la deuda externa y terminaron con la estúpida dictadura del FMI.
—Liquidaron el infame negocio de las AFJP y recuperaron para el Estado la previsión social.
—Impulsaron Ley de Medios para limitar el poder absoluto de la dictadura periodística privada que todavía distorsiona la cabeza de millones de compatriotas.
—Impulsaron la Ley de matrimonio igualitario y mantienen una política antidiscriminatoria como jamás tuvimos.
—Impulsaron un crecimiento económico de los más altos del mundo, con recuperación industrial evidente, estabilidad de casi una década y disminución del desempleo. Y van por más, porque se acerca la nueva legislación de entidades bancarias, que terminará un día de estos con las herencias de Martínez de Hoz y de Cavallo.
Hasta acá vamos bien, tendríamos que dar por terminada esta nota acá, justamente acá.
No tiene sentido decir que desarrollaron un sistema de acción muy confrontativo que impidió el debate, que perdieron la batalla contra los aristócratas del campo porque no pudieron o no quisieron expresar al resto de la población cuáles eran sus propósitos, que se rodearon de personajes impresentables, que se nutieron del accionar de patoteros como Moreno y D´elía, que mantienen lazos con lo peor del sindicalismo peronista.
Hoy no se puede hablar de corrupción. Los aliados del kirchnerismo insisten en que la "corrupción" es una herramienta que utiliza el sistema para frenar el proceso revolucionario. Si, entiendo la idea, pero la "corrupción" existe, no la inventaron los medios. Que los medios se aprovechen de esa situación y la magnifiquen es otra cosa, pero existe. Entonces me responden que no es tan grave, todos roban, pero los Kirchner hicieron grandes obras a pesar de robar.
Ahí me doy cuenta que la campaña del neoliberalismo en los ´90 dió resultado. Nos hicieron creer que la corrupción es algo natural, que tiene que estar.
Cuestionar la corrupción en el kirchernismo es "hacerle el juego" a la derecha. El problema es que no-cuestionar nos convierte en cómplices silencisos de un sistema que funciona mal.
Cuestionamos y nos indignamos con la corrupción de Macri, y está muy bien que reaccionemos así, pero nos quedamos callados ante la misma corrupción "entre los nuestros".
¿Y la sensación de inseguridad? No es momento para hablar de esos temas. Es un invento de los grandes medios para alarmar y atemorizar a la clase media, nada más...
El asunto es complicado, hay una gran sensibilidad. Cuestionar a los Kirchner te convierte en un "golpista", un "gorila", un "fascista".
Reconocer que hicieron muchas bien y se equivocaron en otras, no alcanza. Tener que estar a favor de todo, si no, no hay negocio.
Que Néstor Kirchner descanse en paz. Puso lo mejor de sí en un proyecto. Tuvo sus grandes aciertos y sus grandes erorres. Si solamente queremos ver los aciertos o si solamente queremos ver los errores, bueno, ése ya es un problema nuestro.
Como Perón, Illia, Alfonsín, será recordado como un presidente de enorme influencia para su época. Es nuestro deber defender todo lo bueno que hizo (que es real y existe) y tratar de corregir todas las desprolijidades que se dejaron en el camino (que también son reales y existen).
Y eso es todo.
La muerte genera ese estado, esa reconciliación. Muchos antikirchneristas se sienten compungidos y angustiados, pareciera que se han dado cuenta que Kirchner era un ser-humano y no un monstruo devorador. Paradójicamente, la muerte sirve para humanizar a las personas.
En lo que a mi respecto, sigo reconociendo muchas cosas que este gobierno ha hecho bien y sigo cuestionado otras. Parece de mal gusto, parece un acto de cinismo. Cuestionar actitudes o proyectos de los Kirchner (hoy, en este preciso instante) te convierte en un desalmado, un aliado del fascismo. Así ha sido la situación en estos últimos años: no se aceptan críticas ni cuestionamientos. Lealtad absoluta o nada.
No perdamos el tiempo con esos juegos de palabras. En un listado bastante concreto realizado por Mempo Giardinelli, podemos ordenar algunas de las virtudes del gobierno kirchnerista de esta forma:
—Cambiaron la política pública de Derechos Humanos en la Argentina.
—Cambiaron la corrupta Corte Suprema de Justicia y le dieron más credibilidad.
—Abrieron los archivos de los servicios secretos y con ello se reorientó el juicio por los atentados sufridos por la comunidad judía en los '90.
—Recuperaron el control público del Correo, de Aguas, de Aerolíneas.
—Cambiaron nuestra política exterior terminando con las claudicantes relaciones carnales y otras payasadas.
—Dispusieron una consecuente y progresista política educativa como no tuvimos por décadas, y se cambió la infame Ley Federal de Educación menemista por la actual, que es democrática e inclusiva.
—Iniciaron una gestión plural en la Cultura, que ahora abarca todo el país y no sólo la Ciudad de Buenos Aires.
—Comenzaron la primera reforma fiscal en décadas, a la que todavía le falta mucho pero hoy permite recaudaciones récord.
—Renegociaron la deuda externa y terminaron con la estúpida dictadura del FMI.
—Liquidaron el infame negocio de las AFJP y recuperaron para el Estado la previsión social.
—Impulsaron Ley de Medios para limitar el poder absoluto de la dictadura periodística privada que todavía distorsiona la cabeza de millones de compatriotas.
—Impulsaron la Ley de matrimonio igualitario y mantienen una política antidiscriminatoria como jamás tuvimos.
—Impulsaron un crecimiento económico de los más altos del mundo, con recuperación industrial evidente, estabilidad de casi una década y disminución del desempleo. Y van por más, porque se acerca la nueva legislación de entidades bancarias, que terminará un día de estos con las herencias de Martínez de Hoz y de Cavallo.
Hasta acá vamos bien, tendríamos que dar por terminada esta nota acá, justamente acá.
No tiene sentido decir que desarrollaron un sistema de acción muy confrontativo que impidió el debate, que perdieron la batalla contra los aristócratas del campo porque no pudieron o no quisieron expresar al resto de la población cuáles eran sus propósitos, que se rodearon de personajes impresentables, que se nutieron del accionar de patoteros como Moreno y D´elía, que mantienen lazos con lo peor del sindicalismo peronista.
Hoy no se puede hablar de corrupción. Los aliados del kirchnerismo insisten en que la "corrupción" es una herramienta que utiliza el sistema para frenar el proceso revolucionario. Si, entiendo la idea, pero la "corrupción" existe, no la inventaron los medios. Que los medios se aprovechen de esa situación y la magnifiquen es otra cosa, pero existe. Entonces me responden que no es tan grave, todos roban, pero los Kirchner hicieron grandes obras a pesar de robar.
Ahí me doy cuenta que la campaña del neoliberalismo en los ´90 dió resultado. Nos hicieron creer que la corrupción es algo natural, que tiene que estar.
Cuestionar la corrupción en el kirchernismo es "hacerle el juego" a la derecha. El problema es que no-cuestionar nos convierte en cómplices silencisos de un sistema que funciona mal.
Cuestionamos y nos indignamos con la corrupción de Macri, y está muy bien que reaccionemos así, pero nos quedamos callados ante la misma corrupción "entre los nuestros".
¿Y la sensación de inseguridad? No es momento para hablar de esos temas. Es un invento de los grandes medios para alarmar y atemorizar a la clase media, nada más...
El asunto es complicado, hay una gran sensibilidad. Cuestionar a los Kirchner te convierte en un "golpista", un "gorila", un "fascista".
Reconocer que hicieron muchas bien y se equivocaron en otras, no alcanza. Tener que estar a favor de todo, si no, no hay negocio.
Que Néstor Kirchner descanse en paz. Puso lo mejor de sí en un proyecto. Tuvo sus grandes aciertos y sus grandes erorres. Si solamente queremos ver los aciertos o si solamente queremos ver los errores, bueno, ése ya es un problema nuestro.
Como Perón, Illia, Alfonsín, será recordado como un presidente de enorme influencia para su época. Es nuestro deber defender todo lo bueno que hizo (que es real y existe) y tratar de corregir todas las desprolijidades que se dejaron en el camino (que también son reales y existen).
Y eso es todo.
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