SEMANA III
Goethe: Hasta el momento en que uno se
compromete hay dudas, la posibilidad de echarse atrás, a menudo es falta de
eficiencia.
En lo que concierne a todos los actos
de iniciativa (o creatividad) existe una verdad elemental, cuya ignorancia es
responsable de la aniquilación de incontables obras y planes estupendos: que es
que en el momento en que uno se compromete definitivamente, la providencia
también se mueve.
Todo tipo de cosas ocurren para
ayudarnos, cosas que de otras maneras nunca habían sucedido.
Toda una corriente de acontecimientos
surge de esta decisión y se ponen de nuestro lado una serie de incidentes,
encuentros, asistencia material que nadie hubiera creído que pudiera existir.
Cualquier cosa que te sientas capaz de hacer, empréndela. La acción tiene en sí
misma magia, gracia y placer.
Erica Jung: Toma tu vida en tus
propias manos, ¿y qué sucede? Algo terrible, no hay nadie a quien culpar.
SEMANA IV
Recuperar la integridad, enfrentarse a
cambios en la manera que nos definimos.
Introspección productiva, una
situación difícil y emocionante.
Chejov aconsejaba: “Si deseas trabajar
en tu arte, trabaja en tu vida”.
O sea, para llegar a la expresión
necesitamos un yo para expresar.
SEMANA V
Examinar los beneficios de permanecer
bloqueados poniéndonos límites. No hacer de los otros una excusa.
Dejar a un lado nuestra noción
limitada de lo que somos capaces de hacer.
Pensamiento mezquino: no queremos que
se acabe el talento, como si fuera algo que se pueda agotar. No es así.
Nuestra creatividad no está en manos
humanas, está en Dios. Y los hechos se producen por medio del Creador. Nuestras
afirmaciones positivas nos acercan a Dios.
Práctica: Formular interrogantes cada
noche, al acostarnos, sobre los caminos que queremos seguir. Es probable que en
las páginas de la mañana aparezcan respuestas.
Con una actitud de exploración y
descubrimiento, nos confiamos más en una expresión creativa.
Esta actitud positiva es el comienzo
de la confianza.
Buscar el aspecto positivo en lo que
aparenta ser adverso.
Tratarnos con amabilidad, estar menos
desesperados, ser menos ásperos con los demás.
Todo esto surge de alinear nuestra
creatividad con el Creador.
Dejar de confundir a los demás con el
poder de lo alto. Renunciar a la idolatría, la dependencia. Sólo dependemos de
la fuente misma.
Nos acostumbramos a ser buenos, en el
sentido de ser superiores.
Esa espiritualidad falsa es la trampa
de la virtud.
La espiritualidad mal-entendida es una
soledad sin amor donde nos proclamamos por encima de la naturaleza humana. Es
una forma de negación.
Para un artista, la virtud puede ser
mortífera.
Dedicados a ser buenos esposos, padres
o lo que sea, construimos una falsa personalidad. Postergando necesidades nos
hacemos autodestructivos.
El verdadero ser es anarquista, sabe
decir que no a los otros y sí a sí mismo.
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