domingo, 17 de enero de 2010

EVERYBODY´S FINE, con Robert De Niro


En 1990, unos años antes de emocionarnos a todos con “Cinema Paradiso”, el cineasta italiano Giusseppe Tornatore realizó una conmovedora comedia dramática titulada “Estamos todo bien” (Stanno tutti benne), protragonizada por ese gran monstruo del cine que fue Marcello Mastroianni.
Este año, llegará a los cines la versión norteamericana de aquel filme. El título respeta al original (Everybody´s fine) y está dirigida por el cineasta británico Kirk Jones.
Para el papel principal, tuvieron la brillante idea de convocar a un actor a la altura de Mastroianni, otro monstruo del cine, el siempre vigente Robert de Niro.
Por primera vez en muchos años, De Niro ha logrado recibir unas cuantas críticas favorables gracias a este papel, después de un prolongado período en que sus comedias eran reditaubles en la taquilla pero no generaban el más mínimo elogio por parte de críticos y cinéfilos.
Pete Hammon, de los Angeles Times, ha dicho que “De Niro está espléndido y ofrece una clase maestra de interpretación que parece lograr sin esfuerzo”.
Andrew Barker, de Variety, fue un poco más lejos: “Es la primera vez que De Niro evoca una bondad sincera y sin ironías. No hay rastro de la furia ni la ansiedad de sus mejores papeles; en su lugar hay una intensidad silenciosa y contemplativa que sugiere toda una vida interior”.
Una de las productoras del film, Glynis Murray, ha dicho que “cuando ves a De Niro camianndo por el supermercado con su bolsa de compra o tomando fotografías y guardando la cámara con sumo cuidado, a la gente le da la sensación de estar viendo a su propio padre”. Estoy muy acuerdo con esta opinión.

El personaje de De Niro, Frank Goode, es un viudo que vive solitariamente en un barrio tranquilo. Intenta organizar una cena para reunir a sus hijos que viven en diferentes puntos del país, pero a último momento todos encuentran razones para ausentarse.
Para retomar la relación, Frank emprende un largo viaje para visitar, sorpresivamnte, a cada uno de sus cuatro hijos en New York, Chicago, Denver y Las Vegas.
Como podemos imaginar, se trata de un viaje de “descubrimiento” donde Frank comprueba que durante toda su vida se dedicó a trabajar incansablemente para que a su familia no le faltara nada, pero tanta dedicación le impidió tener una relación afectuosa con sus seres queridos, y éstos ahora le pasan factura.
Los hijos en cuestión son Drew Barrymore (una bailarina sin talento), Sam Rockwell (un músico sin talento), Kate Beckinsale (una publicista muy exitosa en su carrera pero frustrada en lo sentimental) y Austin Lysy (un pintor reconocido pero inestable).
De Niro ha dicho que se sentía identificado con la historia. “Puedo entender por lo que está pasando Frank con sus hijos y eso es lo que más me interesó”.
Sam Rockwell dice que “en estos días casi todo el mundo no puede tener una relación con sus padres; es algo común, así que esta película te hace rebuscar en tu alma para corregir ciertas cosas”.
Paul McCartney se encargó de componer la canción “(I Want to) come home” que es utilizada para los títulos de crédito. El músico se ha sentido identificado con el mensaje del filme: “Tengo tres hijos y cuando eran más jóvenes no faltaban en las vacaciones, pero cuando crecen, tienen sus parejas, sus hijos… y quieren pasar tiempo a solas. Como padre, tienes que aprender a llevarlo, así que me identifiqué totalmente con el personaje de Robert de Niro”.

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