jueves, 24 de abril de 2008

ERA K


En las últimas semanas, muchas personas me han planteado:
-Este es un buen gobierno. ¿No estábamos peor? ¿No te parece que estamos mejorando? No tenemos que quejarnos tanto, este es el mejor gobierno de los últimos quince años…
Me quedo pensando… ya escuché esas mismas preguntas hace mucho.
Creo que fue durante la primera presidencia de Menem: "ahora estamos mejor, ¿no te acordás cómo estábamos con Alfonsín? Inflación, saqueos, ¿querés volver a estar como estábamos antes?"
Y así nos fue.
Menem, Néstor y Kristina comparten la misma metodología. El pasado como amenaza.

Al fin y al cabo, el autoritarismo genera fascinación. Bush lo entendió. Chávez lo sigue entendiendo. Kristina no se quiere quedar atrás.
El autoritarismo genera fascinación, porque denota carácter y fuerza.
No hay lugar para los débiles.
Si pensás como nosotros, sos un patriota.
Si disentís con nosotros, sos un fascista, un golpista, un reaccionario. Estás en contra de “el modelo”.
¿Cuál es el modelo que tanto defienden?
El modelo que enarbolan es el mismo que emprendió Martínez de Hoz en 1976, continuó con Alfonsín, se profundizó con Menem, se mantuvo a flote con Delarúa y Duhalde, y sigue vigente hasta nuestros días.
Es el mismo modelo. Por más que se vistan de socialistas y hablen de derechos humanos y enjuicien a medio mundo (cortinas de humo).
Es el mismo modelo. Es la misma injusticia social, el mismo deterioro de la educación pública y de la salud pública, la expansión de la pobreza, la concentración de riquezas.
Y la intolerancia a flor de piel.
Un Gobierno incapaz de aceptar críticas, incapaz de aceptar las diferencias, es un gobierno débil.
Un Gobierno que necesita dar muestras de poder constantemente, es un gobierno débil.
Un Gobierno que necesita victimarse todo el tiempo.
Un Gobierno que necesita enemigos, antinomias.
Un Gobierno que se esconde atrás de las patotas sindicales.
Un Gobierno que se esconde en el pasado para autojustificarse.
Un Gobierno que necesita a D´Elía para educar a los opositores. A los golpes, si la situación lo amerita.
Un Gobierno que acusa a Hermenegildo Sabat de enviar mensajes cuasi mafiosos. Es peligrososo.
Pero es seductor.
No tienen oposición, hacen lo que quieren, se disfrazan de socialistas, mienten, roban y especulan.
Es tan seductor, tan irresisitible.

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