domingo, 20 de abril de 2008

OTRO SABADO, LOS MISMOS LUGARES



No sé muy bien cómo, supongo que debe ser la crisis de los 30.

Otra vez.

Todos los sábados tienden a ser absolutamente monótonos, reiterativos y predecibles.

Tengo miedo al estancamiento, por sobre todas las cosas; ese mecanismo que nos lleva a repetir (interminablemente, innecesariamente) las mismas costumbres descartando todo aquello que parezca diferente.

Y al final terminamos yendo a los mismos lugares. Y cuando parece que vamos a hacer un cambio de rumbo dejamos de lado todo lo que nos resulta desconocido y caemos otra vez en los mismos lugares. Sabemos que nos aburrimos, que no pasa nada, que no hay sorpresas.

No hay riesgo, y eso nos tranquiliza. Esa monotonía, esa rutina, a la larga resultan cómodas. Muy cómodas. Por Dios.

Si surge la posibilidad de ir a lugares diferentes, conocer gente diferente, se me tiran todos en contra. "Ese no es nuestro target, no es para nosotros, ya estamos grandes, esto no tiene nada que ver con nosotros", y al final terminamos desistiendo para terminar haciendo lo de siempre.

Siempre, siempre, siempre.

Aburridos en la barra, mientras la vida pasa por otro lado.

No es nada personal contra nadie (aunque lo parezca).

Este es un problema general, lo noto en muchisimas personas.

Cansancio, falta de ganas. Al final yo termino siendo el pesado, el insistente, el hinchapelotas (perdonen la expresión).

Voy a sincerarme. No soy el Rey de la Noche ni pretendo serlo. No soy el animador de las fiestas.

Solamente tengo 30 años y quiero hacer algo interesante, cambiar de panorama, buscar y buscar y buscar.

Me da miedo la falta de riesgo, la falta de búsqueda, la falta de emprendimientos.

Si esto sigue así, voy a tener que conseguir una novia y quedarme en mi casa todos los sábados a la noche haciendo vida matrimonial.

Pensé que eso iba a pasarme recien a los 35 o a los 36, no ahora.

No, no ahora.

No sé, me parece que la culpa la deben tener los productores agropecuarios...

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