miércoles, 2 de abril de 2008

ONE FOR MY BABY



Yo quiero ser como Frank Sinatra y cantar y fumar y sonreír y tomar whisky al mismo tiempo, como sólo lo hacen los grandes, los dioses, los que están más allá de la comprensión humana.

Yo quiero ser como Frank Sinatra, cantar en el Sands de Las Vegas junto a la orquesta de Count Basie, andar siempre de esmoquin y transformarlo todo en maravilla sólo con mi presencia.

Yo quiero ser como Frank Sinatra para que todas las mujeres me quieran aunque a veces no las trate bien y luego les diga “mi amor” sin que pase nada, sin que se llenen de lágrimas ni de gritos ni de resentimiento ni de nada.

Yo quiero ser como Frank Sinatra y que la gente joven no me entienda y hasta me tenga miedo por viejo.

Yo quiero ser como Frank Sinatra y tener como él el buen gusto de morirme viejo y en mi cama, rodeado de amigos.
Hoy y siempre yo quiero ser como Frank Sinatra y decirles a todos que los quiero pero que no me fastidien la existencia.

Yo quiero ser como Frank Sinatra y cantar con Ella Fitzgerald aquí, allá, en todas partes y tener un puesto eternamente reservado en una barra oscura y silenciosa donde me sirvan aceitunas negras junto a mi vaso de vodka con su pequeña tajada de limón.

Yo quiero ser como Frank Sinatra para que Clint Eastwood utilice mi voz en la escena final de “Space Cowboys” y se oiga mi “Fly me to the moon” retumbando para siempre en la memoria del público y en la oscuridad de los cines.

Yo quiero ser como Frank Sinatra para que todo el mundo entienda de una vez por todas que la labor de entretener al prójimo es un oficio cercano a la santidad.

Yo quiero ser como Frank Sinatra para no cansarme nunca, para no desgastarme, para comer en lugares donde los mozos me conozcan y me traigan sin pedirla una copa del mejor tinto de la casa.

Yo quiero ser como Frank Sinatra para que los excesos no me dejen huellas, para que los raviolis y los salmonetes no disuelvan mi aura de invencible, mi donaire de tipo intocado por la fatalidad.

Yo quiero ser como Frank Sinatra para que ni siquiera el más potente ejército de trombones pueda opacarme nunca en un escenario, y eso porque sencillamente Sinatra es y será siempre el más grande cantante que ha habido y habrá.

Yo quiero ser como Frank Sinatra porque deseo que mis actos (buenos y malos) sean siempre una lección de estilo.

Yo quiero ser como Frank Sinatra y que cada vez que hablen de mí o de mi trabajo se les encienda una sonrisa en el rostro y la memoria se les llene de pura y simple felicidad.

Yo me siento muy satisfecho porque la sola idea de querer parecerme a Frank Sinatra ya es un honor.



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