jueves, 12 de noviembre de 2009

1985 - UN DISCURSO DE ALFONSÍN

Por fin hemos llegado a la publicación Nº 500 del blog. Para festejar, voy a publicar un texto sobre Alfonsín. Desde hace unos cuantos meses vengo con la idea fija de publicar algo relacionado con el demócrata más honesto y visionario de nuestro país, y esta es la mejor oportunidad.
Hace unos días, el ex-ministro de Defensa Horacio Jaunarena hizo una reflexión muy interesante sobre un discurso pronunciado por Alfonsín ante el Ejército en 1985:


"La decadencia de nuestra conciencia legal ha encontrado también graves vías de expresión en regímenes formalmente constitucionales. Las prácticas fraudulentas, los abusos de poder, la idea de que el carácter mayoritario de la fuerza podría autorizar a ignorar los derechos de las minorías, fueron, en nuestro pasado, componentes de la propensión a la violencia y a la acción directa".

El párrafo, tan actual y tan clásico en su concepción de la democracia, fue pronunciado por el entonces presidente Raúl Alfonsín, en julio de 1985, durante la comida anual de camaradería de las Fuerzas Armadas. Alfonsín ya había impulsado el juzgamiento de los responsables de la represión ilegal -los comandantes en jefe del gobierno militar- y concluyó su discurso afirmando: "Estamos, nada más ni nada menos, intentando consolidar este tránsito de un pueblo unido hacia su dignidad y para ello es fundamental que haya reconciliación".
Me reencontré con el discurso hace algunos días, preparando mi exposición sobre el pensamiento de Alfonsín respecto de las Fuerzas Armadas, para un seminario organizado por la Fundación Espacio Progresista, en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Las palabras del ex presidente resuenan proféticas y exceden el ámbito de las Fuerzas Armadas para ser una reflexión vigente sobre los tiempos que estamos viviendo los argentinos.
"Durante los últimos cincuenta años y en todos sus sectores -dijo Alfonsín, en 1985- el país ha vivido cultivando crecientes proclividades a la acción directa, al atajo antijurídico, a la violencia explícita o implícita. Si se me pidiera que definiera el componente clave del proceso histórico que nos llevó a nuestro actual estado de postración, yo lo caracterizaría como una progresiva pérdida de nuestro sentido de la juridicidad", sintetizó.
Manifestó que lo que define "a una sociedad como una totalidad integrada es la presencia de un tablero de juego común a todos, reconocido por todos y respetado por todos". Pero ese tablero se desdibuja y pierde realidad "cuando los grupos internos del conjunto tratan de alcanzar sus propios fines al margen del orden jurídico" o se proponen fines sólo "alcanzables mediante la violación de la juridicidad".
Refiriéndose a los golpes militares, puntualizó que reflejaron siempre "una pérdida del sentido jurídico de la sociedad y no sólo del sentido jurídico de los militares".
Alfonsín llamó a reconocer que "la honda crisis moral" nos afectó "a todos". Responsabilizó a quienes "refugiados en intereses mezquinos fueron a buscar el apoyo de las armas para imponer su voluntad y quebrar la voluntad del pueblo", pero también adjudicó responsabilidad a quienes "aceptaron silenciosamente la imposición de la fuerza y la violencia" y a quienes "apelaron al odio y al terror como arma de lucha política".
También en el concepto específico de la política de Defensa, el discurso de 1985 fue profético. "El progresivo desinterés de los gobiernos por los temas de la Defensa Nacional y de la política militar, pese a que éstas fueron asumidas como propias por las Fuerzas Armadas, dejó a la República sin esas políticas durante más de sesenta años", dijo Alfonsín.
Rescato otros conceptos de Alfonsín aquella noche.Definió a los militares, en la mejor acepción del término, como "ciudadanos que han elegido poner su vida al servicio de la Defensa de la vida de todos". "¿Como pedirle a un hombre que juegue su vida por la injusticia, por el autoritarismo o por el empobrecimiento?", preguntó Alfonsín y aún nos interroga.Al finalizar, el Presidente advirtió sobre "quienes confunden justicia con venganza" y convocó a que "marchemos juntos, desde el corazón mismo de la sociedad hacia la reconciliación definitiva de los argentinos, con un sentido enaltecedor de justicia, basado en la ética social".
Releo las palabras de Alfonsín con algún orgullo por haber sido funcionario de su gobierno, también con alguna desazón por los objetivos incumplidos y, sobre todo, con la esperanza en que podremos evitar que tropecemos otra vez con las mismas piedras.

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