De vez en cuando, llega a los cines porteños alguna película de Manoel de Oliveira. Y cada vez que esto sucede, los comentarios se repiten: se escriben largas reseñas celebrando a Oliveira quien, a sus 100 años de edad (si, 100 años de edad) sigue filmando una película por año. Un ejemplo de longevidad, sin ningunda duda.
Y me parece bien que hablemos sobre la avanzada edad de Oliveira. Quizás lo mejor sea hablar solamente de eso, porque si tenemos que hablar de las películas... Nunca me terminó de convencer. Es un estilo de cine con el que, personalmente, no me siento para nada representado. Todo ese minimalismo, toda esa morosidad. Todo ese regodeo en lo que "está pero no se ve ni se explica". Que no se ofende nadie, pero Oliveira pertenece a una clase de cineastas que se aprovechan del minimalismo para hacer una sarta de boludeces masturbatorias.
Pude ver "Belle Toujours" hace unos días, y la verdad es que me quedé dormido un poco antes del final. Una pérdida de tiempo.
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