sábado, 30 de junio de 2012

LA CULPA ES DE LOS BOLUDOS - 1era. parte





Por Fernando Martín Peña

El término, sus fuentes, sus aliados constitutivos. Hay boludos de muchos matices pero en el transcurso de esta exposición me concentraré en el término según lo entienden Leonardo Favio ("Navegar contra boludos es lo más terrible que te puede suceder. ¿Cómo subirte en los sueños, si vienen los boludos y te despiertan a cascotazos?" en Schettini, Adriana, Pasen y vean, Sudamerica, 1995) y Kevin Brownlow (reciente merecedor de un Oscar honorario por su tarea como preserrvador e historiador). Una vez, Brownlow me contó que estaba horrorizado por el modo en que, pese a sus indicaciones, la TV había emitido un material alterando la proporción del original para adecuarlo a las nuevas pantallas apaisadas y aumentando la velocidad para que entrara todo en un tiempo dado. Cuando le pregunté por qué creía que habían hecho eso, me respondió, totalmente fuera de la tradicional flema inglesa: "Because they are stupid!!", enfatizando el "stupid" tal como nosotros enfatizamos el término "boludo". 
De estas fuentes autorizadas se desprende: a) el boludo no sueña; es un pragmático de la literalidad y el conformismo. En la función pública, el boludo goza de manera intensa, quizá sensual, con el acto de constituirse en obstáculo. Vg. "Acá no dice que yo debo hacer ésto, luego no lo hago" o bien "¿Y a mí qué me importa?", reflexiones que hacia el exterior se manfiestan como "Esto que Ud. pide es muy difícil". b) el boludo no sabe, pero tampoco quiere saber. Frente al conocimiento ajeno levantará la pared de su experiencia. Vg. "¿Por qué voy a emitir este film como dice este tipo si todos los films los estamos emitiendo de esta otra forma?" De a) y b) se desprenxde pues que la pereza y la ignorancia son aliadas naturales, constitutivas, del boludo.

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