Tengo 30 y no tengo nada. Bueno, si hice un par de cosas pero igual siento que no es importante.
Pensaba canalizar mi desesperación escribiendo una novela sobre un tipo que tiene 30 años y atraviesa una crisis.
Escribí unas cuantas páginas, pero perdí el rumbo.
Estuve los últimos dos años hablándole a todo el mundo sobre este proyecto, ahora creo que no lo voy a terminar. Otra de mis tantas obras inconclusas.
Creo que ya nadie confía en mi. Una lástima, porque era una idea interesante.
KEROUAC: Es tan difícil redactar una verdadera confesión y explicar lo que ocurrió cuando uno es tan egocéntrico que lo único que puede hacer es escribir párrafos larguísimos sobre pequeños detalles personales mientras que los detalles espirituales importantes pueden esperar sentados.
No sé cómo empezar con esta novela. Hace meses que trabajo en el asunto y no encuentro el puntapié inicial.
No tendría que ser tan complicado. La idea es escribir algo así como “mi nombre es Diego Miraski y esto es lo que pasó…”
Al final, esta historia no es nada excepcional. Hay dos o tres temas interesantes, lo demás es accesorio.
Quiero encontrar un buen comienzo, un par de frases altisonantes que marquen la personalidad del libro. Como lo que hizo Kerouac al principio de Los Subterráneos: “Esta es la historia de un hombre que no se tiene mucha fe, y al mismo tiempo, la historia de un egomaníaco y bufón de nacimiento”.
Si, es un buen comienzo. O como el inicio de Adaptation, donde Kaufman le hace decir a Nicolas Cage: “¿Tengo un pensamiento feliz? Estoy ansioso y deprimido. Si fuera más feliz, no estaría tan ansioso ni deprimido”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario