jueves, 21 de abril de 2011

NELSON ROCKEFELLER


El mundo se divide en tres categorías de personas: un pequeñísimo número que hace producir los acontecimientos; un grupo un poco más importante que vigila su ejecución y asiste a su cumplimiento, y, en fin, una vasta mayoría que jamás sabrá lo que en realidad ha acontecido.

Nicholas Murray Butler. Miembro del Council on Foreign Relations.


Por Walter Graziano - Parte 2

John D. Rockefeller I, en muy poco tiempo, se transformó en un tácito monopolista de la industria petrolera norteamericana. Llegó a concentrar en sus manos el 95% de la exploración, explotación, distribución y venta minorista de gasolina en EE.UU. Siempre pensó que el negocio petrolero debía estar integrado en forma vertical, o sea, una misma firma debe controlar todas las etapas de producción. Y que la clave del negocio en sí mismo era tener bajo su órbita el proceso de distribución, por lo que llegó a obtener un acuerdo con importantes descuentos con los ferrocarriles que controlaba JP Morgan, acuerdo que resultó ruinoso para todos sus competidores, a los que uno a uno fue desplazando del mercado, muchas veces mediante la aplicación de métodos semicompulsivos o compulsivos.

Ese accionar empresarial, carente de preceptos morales, o de códigos, era común en la decena de empresarios que comenzó a controlar la economía norteamericana tras la muerte de Abraham Lincoln. Se trataba de empresarios profundamente odiados por la población en su conjunto, por lo que ya en aquella época fueron bautizados The Robber Barons (Los Barones Ladrones), expresión que quedó a través de los tiempos, y con la cual aún hoy muchos los recuerdan, a pesar de la acción de una cantidad de biógrafos a sueldo que, con el transcurso de las décadas, la falta de conocimientos reales de historia del pueblo norteamericano y el paso de las generaciones, ahora intentan mostrar un pasado mucho más rosa.


En cuanto a biografías, es necesario mencionar que aquellas que citaban con más detalle algunos de los actos de crueldad y barbarie atribuidos al clan han desaparecido casi por completo del mercado bibliográfico, al punto que han caído en el olvido episodios tales como la masacre de Ludlow, cuando gente propia de Rockefeller en 1913 mató a mujeres y niños por plegarse a una huelga de la Colorado Oiland Fuel, empresa propiedad de esa familia. Incluso las recientes biografías para televisión que realizaron tanto History Channel como PBS muestran a Rockefeller, el primer billonario del mundo, casi como un altruista, un poeta, cuando el saber popular recuerda que sus asesores le recomendaban darle algunas monedas a los niños pobres cuando había fotógrafos cerca, lo que no se le ocurría al propio empresario, cuya máxima ambición en la vida, además de juntar dinero y poder, fue llegar a cumplir 100 años, de lo que estuvo muy cerca, al morir en 1937 a los 98 años de edad.


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