Periódico La Jornada
París, 12 de abril. Simone de Beauvoir siempre fue una mujer adelantada a su tiempo. Y no sólo porque 20 años antes de la revolución sexual defendió el derecho a la anticoncepción y abogó por el aborto cuando éste se consideraba un asesinato. Ella tenía además una exquisita sensibilidad hacia la realidad.
En una entrevista hace más de 40 años, confesó que había creído demasiado rápido en la victoria de las mujeres. Por eso, 25 años después de su muerte, ocurrida el 14 de abril de 1986, sus obras siguen vigentes.
Beauvoir tenía una magnífica capacidad de diagnóstico: Creía que la victoria de las mujeres estaría vinculada al socialismo. Pero el socialismo es un sueño, no existe en ninguna parte, dijo la filósofa y escritora en una entrevista con el diario Le Monde. Era 1978.
Muchas de las desigualdades que mencionó en 1949 en su clásico libro El segundo sexo persisten en la actualidad. Aunque en las constituciones ambos sexos sean presentados como iguales, en la práctica las mujeres suelen recibir salarios más bajos pese a obtener mejores calificaciones académicas, y su presencia en los puestos directivos de las grandes empresas es, más bien, una excepción.
El segundo sexo, publicado en dos volúmenes, desató un escándalo y su autora fue tildada de andrófoba y frígida.
Tuvieron que pasar muchos años para que la imagen de la filósofa fuera reivindicada.
Entre tanto, Beauvoir vivió una relación amorosa con el filósofo francés Jean-Paul Sartre, en la que cada uno podía tener sus aventuras, también bisexuales en el caso de ella, sin necesidad de ocultárselas al otro. Al final de su vida, Sartre mantenía la relación con Beauvoir y con otras tres mujeres. La tortura espiritual que experimenté va mucho más allá de los puros celos, confesó luego la autora.
Este vínculo particular duró más de 50 años y encumbró a ambos como modelo entre la intelectualidad francesa, que vio en su relación una alternativa al matrimonio convencional burgués: vivían separados en viviendas vecinas, tenían historias de cama con terceros, luchaban por la independencia de Argelia e Indochina, apoyaron el movimiento estudiantil de mayo del 68 y a otros grupos de resistencia, como los maoístas.
Pero tras la filósofa y feminista se escondía una mujer que no llegaba a acomodar su actividad intelectual con la emocional. En los años recientes se publicaron cartas en las que Beauvoir se muestra como una mujer amable y devota.
En 1947 escribió al autor estadunidense Nelson Algren, con quien vivió un romance a finales de los años 40: Debería abandonar los viajes y toda clase de diversión, debería abandonar los amigos y la querida París para unirme a ti para siempre. Pero no puedo vivir sólo para la felicidad y el amor, no podría dejar de escribir y de trabajar en el único lugar donde mi escritura y mi trabajo tienen sentido.
Estandarte del feminismo moderno, comprometida con la legalización del aborto y la lucha contra la prostitución, Beauvoir nunca renunció a su feminidad. La mujer sólo puede ser un individuo pleno siendo una persona sexual, escribió en El segundo sexo.
Como mujer que vivió su emancipación, defendió siempre su independencia y sus ansias de libertad, el pensamiento de Simone de Beauvoir aún hoy sigue siendo vanguardista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario