-Uno vive solo, deseando encuentros imposibles.
-La religión y el amor es lo más real que tenemos. Pero no te pongas a razonarlos porque no queda nada. O peor aún, se vuelven ridículos.
-Tal vez mi situación parezca un poco absurda y un tanto innoble. Pero, ¿no es absurdo todo amor? ¿Por qué es más noble el amor retribuido que el desinteresado y sin esperanza?
-En su fuero interno, todo hombre incluye a un sobreviviente de la edad de piedra, pletórico, de grosera vanidad, manejado por ideas de amor propio, conquista, presa cobrada y demás vulgarismos análogos.
-Dios mío, triste era más linda aún. Reflexioné que si la perdía esa tarde, probablemente la perdería para siempre.
-Por favor, no me llamen misógino porque de vez en cuando suelte mi párrafo contra las mujeres. Ocasionales desahogos caben a los largo de la vida y no perjudican a nadie. Yo adoro a las mujeres pero las desenmascaro. Son las anarquistas que dislocan la civilización. Creanme, si entre todos cuidamos las cosas chicas, este mundo caótico tendría siquiera la apariencia de orden. Las mujeres constituyen el gran estorbo. Son gitanas que no respetan las cuatro comidas del ser humano. Para avivar el enojo me dijo que bajo tales ayunos late menos espiritualidad que temor a la gordura.
Adolfo Bioy Casares
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