A sus 78 años, Clint Eastwood es uno de los últimos genios vivos que sigue haciendo cine en Hollywood. Con su última película, "Gran Torino", que se estrenó en Buenos Aires el jueves pasado, vuelve a emocionarnos.
En esta ocasión, Eastwood da vida a un personaje (Walt Kowalski) que encaja perfectamente con el aire de tipo duro y gruñón, ex combatiente en la Guerra de Corea, retirado de su trabajo como vendedor en Ford y con una estela general que lo recubre de amargado.
Su perfil muestra un aire de reminiscencias a antiguas interpretaciones de tipo ácido de Eastwood, a lo "Harry el sucio", aunque ahora jubilado y con menos paciencia, mezclado con tintes racistas y un ateísmo confeso.
A Kowalski, un hombre enfrentado con sus hijos, sus vecinos y el mundo en general, parece que solo le queda disfrutar un poco de la vida tomando latas de cerveza en su porche, en un barrio "invadido" por colonias de asiáticos de la etnia hmong. Tras la muerte de su esposa sólo le quedan dos cosas: su fiel perra Daisy y su Gran Torino modelo 1972.
El otro personaje clave es Thao, un jovencito hmog que comete el error de intentar robar el Gran Torino... y que se verá obligado a aprender ciertas cosas gracias al propio Kowalski.
Al promediar la trama, los vecinos hmong de Kowalski se ven asediados por una pandilla de orientales. Es ahí cuando Kowalski, el individualista, el resentido, agarra su rifle y sale a defenderlos. De a poco, empieza a relacionarse con los vecinos, descubriendo que tienen muchascosas en común.
Eastwood, como director, tiene la capacidad de mostrar la sucesión de unas escenas a otras con cortes sobrios, inapreciables, que van transmitiendo un ritmo adecuado. No aburre, no recurre a los efectismos. Además, los planos son rodados con muchísima simpleza, los diálogos están cuidados y las interpretaciones son buenas.
Una película que no solo desborda sentimientos, sino que demuestra que Clint Eastwood sigue en forma.
Esperemos que no sea verdad esa afirmación que hizo sobre que ésta sería su última aparición como actor en pantalla. Sería una lástima.
Gracias por seguir haciendo cine, Clint, aunque en la Academia este año te hayan ignorado...
Alberto Quintanilla
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