jueves, 10 de marzo de 2011

Juan Carlos Benenati


Juan Carlos Benenati el entrevistado de hoy, murió físicamente a fines de 2007. La muerte lo sorprendió cuando estaba a cargo de la obra de lo que hoy se conoce como el Parque Punta de Vacas. Se trata de un complejo edilicio enclavado en plena cordillera, como si fuera un injerto de piedra adecuado para albergar a los sucesores de los doscientos locos de la montaña que se reunieron en ese paraje el 4 de mayo de 1969 para escuchar el primer mensaje de Mario Rodríguez Cobos, conocido internacionalmente como Silo.

Literalmente Benenati y Silo se criaron juntos desde la pubertad. Su fidelidad a esa amistad lo hizo la mano derecha de quien luego sería el líder del Movimiento Humanista.

El Negro Benenati o “Quasar” -por lo "luminoso" aclaran quienes lo conocieron- fue un estricto colaborador de su amigo en esta empresa mundial de difundir el pensamiento de lo que se llamó el Nuevo Humanismo, una doctrina basada en preceptos evolutivos universales como son la no violencia activa y la superación del dolor y el sufrimiento humano.

Por haber sido un acompañante y cofundador de este proceso histórico que lleva 40 años y que en entre otras cosas ha concretado este fenómeno que es la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia es porque revivimos esta entrevista realizada en abril de 2004.

Revisar o conocer este testimonio es oportuno ya que mañana, sábado 2 de enero, se concentrarán unas 20 mil personas en el mismo lugar donde Silo en 1969 “le habló a las piedras”.

Esta charla se hizo teniendo como marco el café Vía Venetto donde frecuentemente Benenati y Rodríguez Cobos se sentaban a pergeñar las ideas que luego terminarían replicándose en varios puntos del planeta.

-¿Por qué se eligió mayo para la primera aparición de Silo?

-No hay nada en especial, sino que se decidió prácticamente sobre la fecha a menos de un mes. Era oportunidad de hacer la arenga. Lo que pasa es que son varios factores que confluyen. Desde hacía tiempo se venía luchando para la conformación del movimiento que es a principios de los ’60. Y en esa ocasión prácticamente se sintetiza todo ese trabajo previo. La situación histórica mundial y en la Argentina era muy crítica. Además había una efervescencia social permanente que venía del mayo francés.

-¿Cuándo se lo puede ubicar más exactamente al germen de esta corriente de pensamiento?

-Más precisamente en 1963 es cuando empezamos a trabajar con pequeños grupos en investigaciones primarias sobre el comportamiento del hombre y con una visión más amplia de la tradicional. Teníamos entre 20 a 23 años cada uno.

-Pero usted conoce a Silo desde la adolescencia.

-Así es, y siempre desde mi punto de vista, la óptica que tuvo Silo acerca de las situaciones fue muy especial por lo cual siempre estuve atento a eso. Porque me atraía. Él siempre tenía un punto de vista distinto de los temas.

-¿Qué episodio recuerda que le llamó la atención?

-Son varias situaciones pero sobre todo tener capacidad de liderazgo en movimientos estudiantiles con distintas finalidades como estudios sicológicos o políticas. Con una permanente lucha en eso. Y eso pasó desde los 15 años. Desde esa época ya estudiaba sicología y filosofía en forma profunda. Recuerdo que en reuniones le preguntaban: “por qué estudias ese tipo de cosas”. Y el contestaba que “mientras otros jugaban a la bolita a nosotros nos interesa Freud”. Los adultos nos miraban con desconfianza. Y eso fue lo que pasó cambiamos las bolitas por Freud. Íbamos a distintos cursos porque era un año más avanzado. Hicimos la secundaria en el los Hermanos Maristas, un colegio religioso, esa fue la formación primaria.

-Es llamativo, ¿esa formación religiosa le despertó la curiosidad por estos temas existenciales?

-Estoy seguro que fue así. Eso tiene mucho que ver.

-Volvamos al ’63.

-La propuesta de Silo fue: “Armemos un movimiento con el objetivo de realizar estudios profundos del hombre”. A partir allí empezó el desarrollo de las ideas que casi siempre surgieron de él por la gran capacidad de síntesis que tiene de la realidad que lo observó desde hace mucho tiempo. Se va armando y construyendo a la vez. Y se adapta según el medio, por ejemplo aquí había persecusión y entonces debíamos movernos con cuidado para no ser reprimidos. En otros lugares esto no ocurría entonces la actividad era más abierta.

-¿Por qué los calificaron como una secta?

-En realidad tenían que clasificarnos de alguna manera. En realidad nunca fuimos una secta porque no somos escindidos de alguna religión. Nosotros estábamos armando un estilo de vida, así lo llamamos, nuestro estilo es distinto aunque vivamos en un medio que tiene otro estilo.

-¿Cuáles serían las principales diferencias que se marcaron en esos estilos?

-Era cobrar conciencia que el hombre era el principal protagonista de la vida y que sobre eso no tenía que haber ninguna otra cosa. Es decir que no podían estar por encima del hombre en ese momento, la religión, las convenciones, o la política, o las creencias establecidas.

-¿Desde ese punto de vista, qué es el ser humano?

- Se cree que el hombre es un ser natural, algo que no es así, en realidad es un ser histórico que ha medida que avanza el tiempo se va “haciendo”. Lo de natural es un arrastre del darwinismo, la conciencia humana es otra cosa, en todo caso es un ser intencional. Todo esto se fue conformando en toda la doctrina de Silo.

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