viernes, 21 de noviembre de 2008

LOS DIARIOS DE BIOY


Durante muchos años yo llevé diarios, ahora ya no los llevo. Esos diarios me enseñaron bastante a escribir, porque (así como tengo dificultad para la palabra oral) tuve dificultad de palabra escrita, pues seguramente hay vinculación entre una cosa y la otra.
Y esos diarios me ablandaron la mano. Esos diarios tienen conversaciones con Borges, tienen conversaciones con escritores en Europa, tienen cosas bastante ricas… Pero, de pronto, en esos diarios descubro un Adolfo Bioy del que me había olvidado y que no me parece que sea yo. Y lo considero un estúpido extraordinario.
Hay por ejemplo un momento en que digo que, cuando veo a una mujer que me gusta, quisiera hacerle un hijo, con absoluta prescindencia de lo que iba a ser el destino de ese hijo… Bueno, me asombra que yo haya sentido eso.
Después me curé de esas estupideces, por cierto. Pero no deja de alarmarme que pueda tener ahora estupideces semejantes y no advertirlas.

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