domingo, 12 de septiembre de 2010

LA PROHIBICIÓN DEL TRUCO


El truco es un juego de naipes de origen árabe que fue introducido por los moros en España, donde lo llamaron truque o truquiflor. El vocablo tiene origen portugués y significa "trampa".
Julio Mafud definió al truco como un juego donde el argentino "puede imaginar o violar la realidad. El truco es el único juego que permite al argentino ser en su mundo como él quiere ser. Existe algo que hay que apuntar con insistencia: los sueños o la ficción en este mundo compartido equivalen a la realidad". Y agrega: "No es que en cualquier juego no suceda más o menos lo mismo. Lo fundamental es que en el truco la victoria o la derrota dependen más del hombre, del jugador frente al jugador, que del valor inamovible de las leyes y los naipes".
Jorge Lanata ha dicho que "nuestro juego nacional no está basado en la inteligencia del contrincante sino en su capacidad para engañar al adversario, para hacerlo entrar."
"Son buenas", se dirá cuando se perdió el tanto y no se canta para que los demás no conozcan el juego. "Venga", se le advierte al compañero para que no juegue una carta alta aunque la tenga.
A propósito de la prohibición, Lanata describió una carta del obispo Sebastián Malvar y Pinto al Rey el 11 de diciembre de 1780 donde señala que "el juego de banca está muy difundido y es el azote y ruina de la ciudad, habiéndose llegado a jugar hasta veinte mil pesos entre los vecinos. Hasta los niños y las niñas de más tierna edad se dedican a los juegos prohibidos, facilitándoles sus propios padres el dinero".
La preocupación de las autoridades o de la Iglesia distaba bastante de la moral: cada estado de prohibición iría acompañado de un aumento del precio del producto o de la cuota por la producción que lo apañara.
Finalmente, por insistencia del obispo, el truco fue prohibido por Rivadavia en 1812 y perseguido hasta fines del siglo pasado.

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