lunes, 2 de febrero de 2009

J. G. BALLARD


Comprendo que las religiones hayan nacido siempre en el desierto, como la extensión de una mente. Cada roca y cada arbusto espinoso, cada ardilla y cada saltamontes parecen parte del propio cerebro, un reino mágico donde todo es posible.

No hay comentarios: