sábado, 1 de mayo de 2010

ANIMAL URBANO


ANIMAL URBANON / ASUNTO SUCIO
Prólogo de JUAN SASTURAIN
Hace un tiempo ya, la bestia se puso los pantalones. Y ahora la historieta también. Una lección de urbanidad en el mejor de los sentidos. No era cuestión de buenas maneras en el mutante (en realidad, me gustaba más de guantes y en pelotas, revoleando cosas propias y no las boleadoras), tampoco de una corrección adulta en los relatos.
Se trataba, como pasa acá, con este "Asunto sucio" y con algunas de las excelentes historias del último tramo de la saga de Guillermo Grillo y Edu Molina, de asumir literalmente la condición urbana, la Ciudad no como simple escenario, espacio-físico privilegiado contemporáneo (la manoseada "selva de cemento") sino como lugar complejo donde se hace la Historia y no sólo se ambienta la historieta. Vieja oposición ésta, que mentara en diálogos memorables el filósofo criollo Inodoro Pereyra.
Es que la Historia estaba en el origen, en la prehistoria personal (si se quiere, de la bestia). Pero esa Historia, entreverada, entramad, confundida con la biografía personal de Juancho, se manifiesta en fogonazos, fósforos encendidos en la oscuridad de una mente sin referencias, un cuarto oscuro sin nada que iluminar.
Por eso, los sucesivos y dispersos ramalazos de pasdo que asoman (la novia, la vieja, la militancia, el torturador) no pueden ir más allá, encarnarse en conciencia/palabras: se expresan en Odio y violencia porque sólo hay memoria psicofísica de la Ofensa primera. Si pudiera expresarse, la Bestia dejaría de ser lo que es.
Ahora, el penoso Goldberg que irrumpe en este relato, sin brillo ni carnadura en el cinismo, será la contrafigura necesaria de la Bestia. A ambos les cuesta recordar, les duele. En el Animal, el Odio más o menos indiscriminado proviene de una oscura Agresión anterior y quiere vengarse. Lo que Goldberg recuerda es una cobardía personal y lo que lo moverá será la Culpa. Buscará la Reparación.
A uno, la mutación lo sacó de la Historia, del tiempo (no envejece, no recuerda) lo deshumanizó. Es una fuerza pura, casi ciega, un instrumento del Bien. El otro debe reparar a partir de asumir la Historia, de no borrarse, de elegir a partir de la conciencia.
Par contar la historia/historieta nacional hay que asumir una agresión pero también una culpa. En ese sentido, bienvenido Goldberg, bienvenido el Grupo de Machucados que se organiza para resistir. Cualquier similitud con gloriosos antecedentes no es seguramente casual. Tampoco el progresivo traslado del monstruo a roles secundarios o específicos dentro de la Historia lo es. Y tampoco el humor, esa cortesía de la inteligencia.
Lo notable es que este proceso de autoconocimiento que el mutante no puede completar, lo ha hecho la historieta misma... Porque Animal Urbano no es sólo una historieta sobre una bestia sino que es, ella misma, una bestia. Una bestia mutante y fechada... Ahora sabemos (hemos ido sabiendo) que ese animal resentido y cruel no viene del caos, el fondo oscuro e informe, mezcla de naturaleza corrompida y desechos de la sociedad (como parecía metaforizar la laguna turbia de la versión primaria) sino que está hecha con el barro de la Historia concreta, del río donde fue arrojado y dado por muerto.
Del mismo modo, esta historieta, un relato salvaje que surgió en su momento (aquel momento, hace más de una década) como un impulso oscuro y poderoso, alimentado de fuentes aparentes (ciertos climas y ciertas lecturas gráficas reconocibles) vuelve reiteradamente sobre sí misma, se piensa, se reformula, se interpreta, se re-conoce.
Es decir: la historieta misma, como el monstruo, ha mutado.
Ha psado de fogonazos de cordura a una puesta en claro de su rol de origen. Una cuestión de identidad, algo que, como sabemos, se construye. No sin dar muchas vueltas.
Los lectores, agradecidos.

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