-A mí la vida me ha gustado siempre. Y me gustaba escribir y podía escribir. Me gustaban las mujeres y podía tener mujeres. Me divertía jugando al tenis. Así que me consideraba una persona que no podía quejarse. Y me molestaba que pensaran que estaba quejoso y, peor aun, quejoso por vanidad.
-Alguna vez he dicho en broma que leí la “Crítica de la razón pura” porque me gustaba el título por lo pedante que era y porque me hubiera gustado fotografiarme al lado del libro para que quedara testimonio de que lo estaba leyendo.
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