EL MÁS HUMANO DE LOS EXTRATERRESTRES, por Marcelo Birmajer
En los ´50, el editor Mort Weisenger dijo que Superman era “invulnerable hasta a los malos guiones”. Pero las frases más ingeniosas no siempre tienen la virtud de hacerse acompañar por la verdad. Es poco probable que existe una criatura de ficción que pueda conquistar corazones sin vivir una historia digna de ser recordada.
Una de las grandes diferencias entre el comic norteamericano y el europeo es que los más célebres iconos de EEUU parecen huérfanos de autores que se han labrado una vida propia, sin importar quién los dibuje o escriba, mientras que el Corto Maltés o Asterix son hijos reconocibles y no permutables, a lo largo de toda su vida, de Hugo Pratt en el primer caso y de Goscinny y Uderzo en el segundo.
A Superman le han puesto de todo para mantenerlo en el candelero: le han puesto una superchica, un superperro y hasta un supercaballo. Hasta lo han hecho pasar, junto a todos sus colegas de la Liga de la Justicia, por una “Crisis de las Tierras Infinitas” (que bien podría ser un paralelo de la crisis de los cuarenta que los humanos transitamos sin excepción) que lo dejó totalmente trastornado.
Pero nada se compara, en calidad y novedad, con su creación original por Siegel y Shuster, hace ya casi setenta años.
En los ´50, el editor Mort Weisenger dijo que Superman era “invulnerable hasta a los malos guiones”. Pero las frases más ingeniosas no siempre tienen la virtud de hacerse acompañar por la verdad. Es poco probable que existe una criatura de ficción que pueda conquistar corazones sin vivir una historia digna de ser recordada.
Una de las grandes diferencias entre el comic norteamericano y el europeo es que los más célebres iconos de EEUU parecen huérfanos de autores que se han labrado una vida propia, sin importar quién los dibuje o escriba, mientras que el Corto Maltés o Asterix son hijos reconocibles y no permutables, a lo largo de toda su vida, de Hugo Pratt en el primer caso y de Goscinny y Uderzo en el segundo.
A Superman le han puesto de todo para mantenerlo en el candelero: le han puesto una superchica, un superperro y hasta un supercaballo. Hasta lo han hecho pasar, junto a todos sus colegas de la Liga de la Justicia, por una “Crisis de las Tierras Infinitas” (que bien podría ser un paralelo de la crisis de los cuarenta que los humanos transitamos sin excepción) que lo dejó totalmente trastornado.
Pero nada se compara, en calidad y novedad, con su creación original por Siegel y Shuster, hace ya casi setenta años.
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