EL MÁS HUMANO DE LOS EXTRATERRESTRES, por Marcelo Birmajer
Superman fue creado en 1938 por el guionista Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster para el primer número de la revista Action Comics.
Es el superhéroe más conocido de nuestro planeta. Sus primeras apariciones le ganaron instantáneamente la aclamación popular y al poco tiempo ya daba el nombre a una nueva revista, comprada por millones de personas a 25 centavos de dólar.
Hace nada más que dos años el escritor Michael Chabon ganó el Pulitzer con una novela de 600 páginas (Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay) en las que narra las biografías apócrifas de dos historietistas que bien pudieron haber sido los creadores de Superman.
Chabon toma el desastre de la incipiente 2º Guerra Mundial para ver en Superman una reedición del Golem, la leyenda de la criatura justiciera creada por un rabino de Praga que impediría, en retrospectiva y en la ficción, las iniquidades nazis.
Pero el origen de Superman es mucho más parecido al destino de Moisés. Los padres lo abandonan en un canasto interplanetario para que sobreviva a la destrucción, y el niño se convierte en libertador furtivo, ocasional, pero siempre efectivo, de su nuevo hogar. Libera a los hombres, de uno en uno, y de ocasión en ocasión, o al planeta entero, de los faraones del delito.
Superman ha transitado por todos los géneros: la primera novela del superhombre fue escrita en 1942 por George Lowther. A principios de los ´50 llegó la serie televisiva interpretada por George Reeves, ese Superman en blanco y negro, un poco excedido de peso y con un disfraz que le daba un aspecto más abotargado. Después llegaron los dibujos animados y las incursiones en la pantalla grande de Christopher Reeve a partir de 1978, con un par de secuelas que no le hicieron honor al primer deslumbrante film.
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