DEFENDOR es, indudablemente, una de las mejores películas de este año (es una lástima que no se haya confirmado su estreno en cine y que tengamos que conformarnos con verla en dvd).
Este es uno de los mejores exponentes de ese raro género que podríamos denominar "superhéroes realistas", una línea estética donde también podríamos ubicar EL PROTEGIDO, de M. Night Shyalaman: historias de hombres comunes y corrientes que están influenciados por el universo de las historietas y deciden adoptar una nueva identidad para hacer el bien y luchar por la justicia.
El planteo argumental no es nada original, recordemos que la premisa de "Don Quijote de la Mancha" tenía que ver con un tipo que había leído demasiadas novelas sobre caballeros; tantas, que al final decidió convertirse en un caballero y luchar contra dragones que en realidad eran molinos de viento.
En Defendor tenemos un personaje con algunos problemas mentales que, obviamente, leyó muchos comics en su infancia y y ahora ha decidido convertirse en un justiciero enmascarado. El problema es que es un superhéore de carne y hueso, frágil y vulnerable, y tiene que hacer valer todo su ingenio y astucia para salir bien parado en los enfrentamientos con los villanos de turno (policías corruptos, ladrones, criminales y traficantes de mujeres).
Hace unos días estuve leyendo una nota escrita por Cecil B. Demente quien asegura que la figura del superhéroe trae consigo unas convenciones dramáticas ineludibles y que, por mucho que les despojemos de sus coloridos trajes y les concedamos matices urbanos, profundidad psicológica, cuentas corrientes o diabetes, estos personajes se mueven en parámetros puramente fantásticos, como los unicornios y los elfos. Si alguien en la vida real intentara emular a uno de ellos parecería un mamarracho, como Defendor.
Vale la pena destacar que esta película canadiense le debe gran parte de su encanto a la brillante actuación de Woody Harrelson (quien está atravesando un período de desbordante talento, resaltadas por sus participaciones en "Zombieland" y "The messenger"), acompañado por un notable Elias Koteas. El director es un debutante llamado Peter Stebbings.
¿Qué se puede decir en contra de esta película? Nada. Bueno, quizás podríamos resaltar cierta inconsistencia: la película empieza como una comedia, pero después se vuelve muy dramática y nunca termina de encontrar el equilibrio exacto entre la parodia y el realismo. Pero más allá de eso, es un film altamente recomendable (sobre todo, obvio, para los amantes del género).
A propósito, ya que estamos hablando de superhéroes realistas y sin poderes, no podemos terminar esta nota sin mencionar a nuestro propio justiciero enmascarado: ese inefable sujeto que se ha dado en llamar Capitán Mengano y que recorre las calles de Aldo Bonzi. Todo el mundo se burla, se ríe, dicen que tendría que estar en un manicomio, algunos se apiadan y se lamentan; en fin, me parece un tipo interesante. Ya sé que es un payaso, pero no lo culpemos: el tipo leyó muchas historietas y se tomó muy en serio todo ese tema de la justicia, ¿es una locura? ¿Nosotros somos más cuerdos que él porque nos quedamos en nuestras casas mientras el imperio del mal reina en las calles? No sé, es tema para otro tipo de nota.
Vean Defendor.
El planteo argumental no es nada original, recordemos que la premisa de "Don Quijote de la Mancha" tenía que ver con un tipo que había leído demasiadas novelas sobre caballeros; tantas, que al final decidió convertirse en un caballero y luchar contra dragones que en realidad eran molinos de viento.
En Defendor tenemos un personaje con algunos problemas mentales que, obviamente, leyó muchos comics en su infancia y y ahora ha decidido convertirse en un justiciero enmascarado. El problema es que es un superhéore de carne y hueso, frágil y vulnerable, y tiene que hacer valer todo su ingenio y astucia para salir bien parado en los enfrentamientos con los villanos de turno (policías corruptos, ladrones, criminales y traficantes de mujeres).
Hace unos días estuve leyendo una nota escrita por Cecil B. Demente quien asegura que la figura del superhéroe trae consigo unas convenciones dramáticas ineludibles y que, por mucho que les despojemos de sus coloridos trajes y les concedamos matices urbanos, profundidad psicológica, cuentas corrientes o diabetes, estos personajes se mueven en parámetros puramente fantásticos, como los unicornios y los elfos. Si alguien en la vida real intentara emular a uno de ellos parecería un mamarracho, como Defendor.
Vale la pena destacar que esta película canadiense le debe gran parte de su encanto a la brillante actuación de Woody Harrelson (quien está atravesando un período de desbordante talento, resaltadas por sus participaciones en "Zombieland" y "The messenger"), acompañado por un notable Elias Koteas. El director es un debutante llamado Peter Stebbings.
¿Qué se puede decir en contra de esta película? Nada. Bueno, quizás podríamos resaltar cierta inconsistencia: la película empieza como una comedia, pero después se vuelve muy dramática y nunca termina de encontrar el equilibrio exacto entre la parodia y el realismo. Pero más allá de eso, es un film altamente recomendable (sobre todo, obvio, para los amantes del género).
A propósito, ya que estamos hablando de superhéroes realistas y sin poderes, no podemos terminar esta nota sin mencionar a nuestro propio justiciero enmascarado: ese inefable sujeto que se ha dado en llamar Capitán Mengano y que recorre las calles de Aldo Bonzi. Todo el mundo se burla, se ríe, dicen que tendría que estar en un manicomio, algunos se apiadan y se lamentan; en fin, me parece un tipo interesante. Ya sé que es un payaso, pero no lo culpemos: el tipo leyó muchas historietas y se tomó muy en serio todo ese tema de la justicia, ¿es una locura? ¿Nosotros somos más cuerdos que él porque nos quedamos en nuestras casas mientras el imperio del mal reina en las calles? No sé, es tema para otro tipo de nota.
Vean Defendor.
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