por Luis Ammann
La selección de Fútbol que representó a la Argentina en el campeonato mundial que se está jugando en Sudáfrica, llegó esta tarde al país. Fue a buscar el título de campeón mundial y volvió derrotada en octavos de final; sufrió y fue goleada por Alemania en el quinto partido cuando había sido dominante y efectiva en los primeros cuatro.
Llegó en una tarde gris que amenazaba lluvia. Desde el mediodía unos pocos efectivos de gendarmería habían montado un operativo de seguridad para contener a unos pocos aficionados. Se temía que podía ocurrir algo similar al abucheo agresivo conque fue recibida en su país la selección -también perdidosa- de Brasil. Así lo daban a entender los periodistas congregados en el aeropuerto de Ezeiza.
El número de gente que se reunió para esperar a los hombres del equipo de fútbol argentino fue creciendo de unos pocos cientos al mediodía a varios miles hacia las 17 horas. Cuando el ómnibus con los jugadores y el cuerpo técnico salió para dirigirse al predio de la Asociación del Fútbol Argentino en Ezeiza la muchedumbre pasaba de diez mil personas y el clima emotivo era alto. La gente trasuntaba cariño, afecto, ternura hacia los jugadores y el cuerpo técnico que habían representado al país como embajadores de los colores celestre y blanco.
Cualquier despistado que veía las imágenes por televisión esta tarde noche podía pensar que correspondían a 1986, al regreso desde México con la copa del segundo campeonato mundial en la mano de Diego Maradona. Los periodistas no lo podían creer y algunos lo decían, tomados por el fenómeno de masas.
“En las buenas y en las malas el pueblo apoya a la selección” declaraban las personas entrevistadas al azar. Todos respaldaban a Diego Maradona -hoy el técnico de la selección- y a sus muchachos, un grupo de estrellas del deporte que no se queda atrás en calidad humana.
Nuevamente, hoy quedó claro que la búsqueda del éxito por sobre lo deportivo es interés de los hombres de negocios, de los politiqueros y de un sector de clase alta acostumbrada a vestirse con plumas ajenas. La nobleza del pueblo al aceptar una dura derrota es un ejemplo de que hay valores más importantes que el triunfo. ¡Claro que queríamos la copa! y ayer sufrimos un golpe anímico por los errores que cometió el equipo y el cuerpo técnico pero eso no quita el agradecimiento por la alegría de los primeros cuatro partidos.
Perdimos. Alemania nos quitó la ilusión pero mantenemos la esperanza y estamos agradecidos a estos chicos que dejaron todo en la cancha y nos gratificaron con buen fútbol. Alemania nos ganó bien y no caben quejas porque no operaron factores externos al juego. Recodemos que precisamente en una final con Alemania en 1990 el ginecólogo y árbitro mexicano Edgardo Codesal Méndez cobró un penal inexistente, perdimos uno a cero y se nos hizo difícil la aceptación de la derrota. Pero el tiempo pasa, Argentina sigue dando cátedra de buen fútbol y Codesal Méndez transita los rincones más oscuros de la vida. Esta vez en Sudáfrica fue justo el resultado y no caben reproches. Más bien, un saludo amistoso y buenos a un equipo alemán de juego limpio.
Los “exististas” que ganan un salario sin decoro en los “medios de comunicación” no podían aceptar que hubiera tanta gente buena esperando a sus muchachos. Es cierto que el regreso de nuestros soldados derrotados en Malvinas no tuvo recibimientos como este y lo señalamos justamente para marcar las diferencias. La Junta Militar, única culpable de la guerra y única responsable de haberla perdido, ocultó la llegada de los muchachos en las sombras de la noche. La prensa adicta no habló del tema -lo dijimos: sólo los éxitos les interesan- y se consumó la injusticia. Ahora, con una democracia joven pero que se consolida diariamente, se respiran aires de libertad. Los ciudadanos, entonces, se manifiestan espontáneamente, van por su cuenta a los actos del bicentenario o a dar la bienvenida a sus gladiadores deportivos y se viven jornadas de alta vibración energética.
Alguna vez lo hemos dicho: lo mejor que tenemos es el Pueblo.
VISTÁ EL BLOG DE LUIS AMMANN
http://luisammann.com.ar/2010/07/04/lo-mejor-que-tenemos/
Llegó en una tarde gris que amenazaba lluvia. Desde el mediodía unos pocos efectivos de gendarmería habían montado un operativo de seguridad para contener a unos pocos aficionados. Se temía que podía ocurrir algo similar al abucheo agresivo conque fue recibida en su país la selección -también perdidosa- de Brasil. Así lo daban a entender los periodistas congregados en el aeropuerto de Ezeiza.
El número de gente que se reunió para esperar a los hombres del equipo de fútbol argentino fue creciendo de unos pocos cientos al mediodía a varios miles hacia las 17 horas. Cuando el ómnibus con los jugadores y el cuerpo técnico salió para dirigirse al predio de la Asociación del Fútbol Argentino en Ezeiza la muchedumbre pasaba de diez mil personas y el clima emotivo era alto. La gente trasuntaba cariño, afecto, ternura hacia los jugadores y el cuerpo técnico que habían representado al país como embajadores de los colores celestre y blanco.
Cualquier despistado que veía las imágenes por televisión esta tarde noche podía pensar que correspondían a 1986, al regreso desde México con la copa del segundo campeonato mundial en la mano de Diego Maradona. Los periodistas no lo podían creer y algunos lo decían, tomados por el fenómeno de masas.
“En las buenas y en las malas el pueblo apoya a la selección” declaraban las personas entrevistadas al azar. Todos respaldaban a Diego Maradona -hoy el técnico de la selección- y a sus muchachos, un grupo de estrellas del deporte que no se queda atrás en calidad humana.
Nuevamente, hoy quedó claro que la búsqueda del éxito por sobre lo deportivo es interés de los hombres de negocios, de los politiqueros y de un sector de clase alta acostumbrada a vestirse con plumas ajenas. La nobleza del pueblo al aceptar una dura derrota es un ejemplo de que hay valores más importantes que el triunfo. ¡Claro que queríamos la copa! y ayer sufrimos un golpe anímico por los errores que cometió el equipo y el cuerpo técnico pero eso no quita el agradecimiento por la alegría de los primeros cuatro partidos.
Perdimos. Alemania nos quitó la ilusión pero mantenemos la esperanza y estamos agradecidos a estos chicos que dejaron todo en la cancha y nos gratificaron con buen fútbol. Alemania nos ganó bien y no caben quejas porque no operaron factores externos al juego. Recodemos que precisamente en una final con Alemania en 1990 el ginecólogo y árbitro mexicano Edgardo Codesal Méndez cobró un penal inexistente, perdimos uno a cero y se nos hizo difícil la aceptación de la derrota. Pero el tiempo pasa, Argentina sigue dando cátedra de buen fútbol y Codesal Méndez transita los rincones más oscuros de la vida. Esta vez en Sudáfrica fue justo el resultado y no caben reproches. Más bien, un saludo amistoso y buenos a un equipo alemán de juego limpio.
Los “exististas” que ganan un salario sin decoro en los “medios de comunicación” no podían aceptar que hubiera tanta gente buena esperando a sus muchachos. Es cierto que el regreso de nuestros soldados derrotados en Malvinas no tuvo recibimientos como este y lo señalamos justamente para marcar las diferencias. La Junta Militar, única culpable de la guerra y única responsable de haberla perdido, ocultó la llegada de los muchachos en las sombras de la noche. La prensa adicta no habló del tema -lo dijimos: sólo los éxitos les interesan- y se consumó la injusticia. Ahora, con una democracia joven pero que se consolida diariamente, se respiran aires de libertad. Los ciudadanos, entonces, se manifiestan espontáneamente, van por su cuenta a los actos del bicentenario o a dar la bienvenida a sus gladiadores deportivos y se viven jornadas de alta vibración energética.
Alguna vez lo hemos dicho: lo mejor que tenemos es el Pueblo.
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