"Era verano y era el año: 1971. Mi vieja fue hasta lo de Don Arturo, el kioskero, que vivía justo enfrente de mi amiguito Sergio y era el padrino del hermano. Don Arturo, ya fallecido por la década del ’80, era un tipo petiso, algo grueso, amable y bigotudo, para la mirada de un pibe de diez años. Mi vieja le pagó los diarios y revistas del mes que había pasado, y le pidió algo para mi, ese pibe de diez años que –dicho sea de paso- la acompañaba con la secreta esperanza de conseguir alguna revistita de historietas. Pasaron dos minutos y el kioskero apareció con una revista Billiken. Yo dije: "mmmsé,bueno...",porque no era Billiken mi revista preferida, ya que tenía poco color, pocas historietas y me parecía- en general- antigua comparada con la Anteojito. Pero la oferta era esa, así que acepté.
Me sedujo la tapa, ilustrada por Stévano – genial y olvidado artista –.Esa tapa anunciaba una carrera de autos de F-1 para recortar y armar. Pero entonces algo pasó: al mirarla, el flechazo: Billiken había decidido renovarse. Traía varias historietas lindísimas y a todo color. Llegamos rápido a casa, me tiré en el sillón mas grande y disfruté de una de ellas en especial: “Marvo Luna”, con guión de un tipo que me sonaba de algún lado. ¿H. G. Oesterh…?, ¡De Roland y de Kabul, claro! Y quedé enganchado. Faltaban cuatro años para que conociera el Eternauta, y nada sabía de lo que estos dos monstruos de la historieta (Oesterheld y Solano López) ya habían logrado. Como no siempre me la compraban – al “Billi”,claro- leí en forma discontinuada, como podía, esta maravillosa historieta, Marvo Luna, que aún nadie ha decidido recopilar. Y me pregunto sobre eso:¿será posible?"...
Me sedujo la tapa, ilustrada por Stévano – genial y olvidado artista –.Esa tapa anunciaba una carrera de autos de F-1 para recortar y armar. Pero entonces algo pasó: al mirarla, el flechazo: Billiken había decidido renovarse. Traía varias historietas lindísimas y a todo color. Llegamos rápido a casa, me tiré en el sillón mas grande y disfruté de una de ellas en especial: “Marvo Luna”, con guión de un tipo que me sonaba de algún lado. ¿H. G. Oesterh…?, ¡De Roland y de Kabul, claro! Y quedé enganchado. Faltaban cuatro años para que conociera el Eternauta, y nada sabía de lo que estos dos monstruos de la historieta (Oesterheld y Solano López) ya habían logrado. Como no siempre me la compraban – al “Billi”,claro- leí en forma discontinuada, como podía, esta maravillosa historieta, Marvo Luna, que aún nadie ha decidido recopilar. Y me pregunto sobre eso:¿será posible?"...
Felipe R. Ávila.
Buenos Aires, apuntes para mi mismo, mientras afuera es el año 2002.
Buenos Aires, apuntes para mi mismo, mientras afuera es el año 2002.
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