Es la historia de un padre que lucha contra todos los obstáculos porque quiere que su hijo se convierta en una estrella de Hollywood, y no lo consigue porque el muchacho es un desastre, pésimo actor, cuando tiene que interpretar personajes un poco rebeldes es insoportable y tenés ganas de pegarle una trompada.
Como dijo un crítico: De ser un pequeño y dubitativo niño que no sabía actuar, con el tiempo se ha convertido en un robusto y seguro adolescente que tampoco sabe actuar.
También es la historia de un director que hizo grandes películas hace muchos años y no logra reencontrar el talento perdido. Fracaso tras fracaso, error tras error, tiene que acostumbrarse a convertirse en el objeto de burlas y comentarios despiadados de muchos críticos y cinéfilos que hasta hace unos años lo alababan.
Pegarle a Shyalman se ha convertido en un deporte.
Y también es una película de ciencia ficción bastante pobre, con un planteo argumental redundante y carente de interés aunque, como siempre sucede con Shyalaman, algunos momentos intensos, climáticos, envolventes, que no alcanzan a justificar el resto del film.
Una pena.
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