viernes, 27 de diciembre de 2013

OJOS BIEN CERRADOS



Sin caer en lugar comunes, hay que reconocer que la historia del cine no sería la misma sin Stanley Kubrick y todo su aporte al septimo arte. Su filme de despedida seguramente no se encuentra entre lo mejor de su obra, pero aún así es un film que se engrandece cada vez que uno lo vuelve a ver, deparando en los detalles y sutilezas. El resultado me parece desparejo, aunque tiene grandes escenas cargadas de una incómoda tensión creciente, desde la confesión de Nicole Kidman hasta la famosa escena de la Sociedad Secreta en acción (y esos virtuosos steadycam).

Extracinematográficas: 
Stanley Kubrick murió antes de ver estrenada la que consideraba la mejor película de su filmografía, y Tom Cruise se encargó personalmente de que el montaje del director no se alterase. La gran ironía del asunto fue que Kubrick, un director que casi nunca gozó de éxitos taquilleros —sus películas alcanzaron fama y prestigio con el paso del tiempo— obtuvo un fulgurante número uno de taquilla en muchos de los países en los que se estrenó, superando en algunos al gran hit de aquel año: ‘La amenaza fantasma’, George Lucas: aunque hay que reconocer que los desnudos de Tom y Nicole fueron los que generaron interés en la mayoría de los espectadores, más allá del film. 
Dos años más tarde, Steven Spielberg, uno de los máximos admiradores de Kubrick, por petición expresa de la familia del mismo, dejó todos los proyectos en los que estaba metido para dedicarse por completo a uno de los proyectos más acariciados por el realizador durante años: ‘A.I.’.

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