miércoles, 5 de agosto de 2009

LOS INICIOS DE DAVID CRONENBERG


La carrera del cineasta canadiense David Cronenberg siempre se encontró encarrilada por un camino fuertemente personal y más ligado al cine arte que al entretenimiento. Hoy resulta una de las más extrañas en la historia del séptimo arte.
Nacido en Toronto en 1943, el pequeño David se nutrió tempranamente de sus dos pasiones: la ciencia y la literatura, incorporando de inmediato su cualidad de lector voraz. Así, dividió sus horas entre lecturas de Nabokov, Miller, Burroughs y el estudio de las mariposas. En cuanto a su formación académica, David acudió durante años a un colegio judío (aunque sus padres mantuvieron simpere una postura laica), lo cual le trajo aparejado el aislamiento y la sensación de ser un outsider, al igual que los personajes de sus películas.
Otro rasgo de su infancia reside en la extraña enfermedad degenerativa que contrajon su padre y que Cronenberg observó con impotencia. Ambos aspectos son identificables en sus filmes más famosos, donde sus personajes sufren un proceso de autodestrucción tanto física (La Mosca) como mental (M. Butterfly).
Su primitivo aprendizaje cinematográfico se inició con la lectura del American Cinematographer, y fue puesta en práctica en sus primeros cortos en 16 mm, dentro de los que se conocen "Transfer" (1966), un sketch surrealista de siete minutos donde un psiquiatra es perseguido por un paciente obsesivo, y "From the drain" (1967), una loca historia que sucede en un futuro lejano y se centra en una discusión entre dos hombres sobre los cambios sufridos por la naturaleza, y que culmina con la irrupción de una planta que mata a uno de ellos.


En la disputa de pasiones de su infancia, finalmente triunfaron las letras. Así, en 1967 David se graduo en la Universidad de Toronto, pero no se inclinó a escribir ficción, sino que tomó contacto con el cine. Junto a otros directores canadienses, entre ellos Ivan Reitman, fundó una asociación para el fomento del cine experimental, la Toronto Film Coop.
A comienzos de los 70, en un intento por experimentar en otros medios de expresión, el realizador se abocó al documental para televisión con breves entregas y dedicó sus momentos de ocio a la lectura y la escultura. Entre sus obras escultóricas se destaca una en aluminio que tituló "Instrumentos quirúrgicos para la operación de mutantes".
Luego de transitar por estos ámbitos, Cronenberg necesitaba volver a filmar, pero ya no le alcanzaba con mostrar sus ideas a un círuclo reducido de espectadores. Entonces, buscó el apoyo de una productora para poder expandirse. Cargado con latas ingresó a Cinepix, una de las principales compañías de sexplotation de ese tiempo dedicada exclusivamente al erotismo y al softcore en películas de bajo presupuesto. Las ideas bizarras del canadiense inmediatamente encontraron la aprobación de los dueños de Cinepix, quienes además se sorprendieron por los escasos prespuestos con que Cronenberg demostró que podía filmar. De este período, es la película SCANNERS (1981).
Sin duda, su apuesta más fuerte se concretó con VIDEODROME (1982), quizá su mejor obra. La mirada de Cronenberg sobre la incursión de un nuevo m edio de exprsión como el video encontró la excusa ideal en este filme. David se interesó en una idea inspirada en algunos comentarios de los censores, quienes afirmaban que las imágenes con sexo y violencia alteraban la mente humana. Se preguntó si esta premisa podía tener sustento y comenzó a imaginra la historia del dueño de un canal de cable exploitation que captaba una señal clandestina que transmitía programas de sexo sadomasoquista con un alto grado de realismo (adelantándose a lo que luego se conocería como cine snuff, cuya particularidad es el realismo de sus escenas de muertes, violaciones y vejaciones de todo tipo). Estas imágenes empiezan a liberar fantasías y alucionaciones en los televidentes y generan metamorfosis en el cuerpo, tal como le sucede al protagonista (James Woods).


El filme fue un fracaso de público y de taquilla, y esto hizo que David tuviera que buscar apoyo dentro de la industria norteamericana. De este modo, Cronenberg aceptó adaptar la novela de Stephen King, "La Zona Muerta" (1983). En esta película, Christopher Walken es un hombre que al salir de un estado de coma comienza a ver el futuro. Con un reparto integrado además por Martin Sheen y Tom Skerrit, y tras rechazar el guión propuesto por el propio King, el canadiense salió airoso haciendo gala de su eficacia narrativa y visual en una de las mejores adaptaciones (quizás la mejor) de las novelas del maestro del terror.
El filme pasó sin pena ni gloria por los cines de Estados Unidos. Fue mejor recibido en Europa. No obstrante, si bien se trata del proyecto menos personal de Cronenberg, su relativa aceptación por el gran público lo ubicó en una lista de directores buscados por los grandes etsudios, ofreciéndole guiones como "Top Gun" o "Flashdance", pero Cronenberg prefirió construir su obra en otra dirección.
Desde los ´80 hasta mediados de los ´90, realizó películas como LA MOSCA, DEAD RINGERS, NAKED LUNCH, M. BUTTERGLY y CRASH. Después, hubo una leve decadencia con algunos filmes menores como EXISTENZ y SPIDER, para luego resurgir con dos filmes memorables (UNA HISTORIA VIOLENTA y PROMESAS DEL ESTE).
Actualmente, Cronenberg está en la preproducción de la tan esperada adaptación de la célebre novela de espionaje EL CÍRCULO MATARESE.


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