Desde hace tiempo escucho hablar sobre la saga Millenium, tres novelas policiales escritas por Stieg Larsson, un periodista sueco que falleció de un infarto en el 2004, antes de que empezara a publicarse la trilogía que lo hiciera famoso a nivel mundial.
Estos best sellers fueron llevados al cine y en Argentina se estrenó la primera parte a principios de este año. Tenía ganas de ir a verla al cine (siempre me llamaron la antención la longitud y sugestividad de los títulos: "Los hombres que no amaban a las mujeres"; "La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina"; "La reina en el palacio de las corrientes de aire") pero en esa época (marzo - abril) había tantas películas para ver que unas cuantas se quedaron afuera y ahora tengo que conformarme con verlas en DVD.
Bueno, el domingo pasado tuve la oportunidad de ver la primera parte, es decir, "Los hombres que no amaban a las mujeres". Cine con mayúsculas, una gran historia, muy buenos personajes, tensión constante desde el principio hasta el final. Un film duro, muy violento donde no faltan violaciones, abusos de poder, referencias al nazismo en Suecia y un largo etcétera.
La historia se centra enel periodista Michael Blomkvist, contratado por el ex-directivo de una gran compañía para que encuentre a su sobrina, desaparecida hace cuarenta años. Michael tiene por delante un caso aparentemente imposible de resolver, pero el reto le interesa. Este hecho unirá su destino al de Lisbeth Salander, una joven hacker, solitaria, antisocial, que ayudará al periodista una vez que resuelva su delicada situación personal.
Como apunta J. L. Caviaro, esta película se preocupa por los personajes, no intenta ir a mil por hora, se habla en sueco, sucede en Suecia, trata sobre el pasado y el presente de unos suecos… y puede interesar a cualquiera.
El realizador del film, Niels Arden Oplev, no intentó "copiar" la fórmula de los filmes nortemaericanos, sino que se preocupó por darle un aire europeo que funciona a la perfección.
El desafío era intimidante: Millenium vendió diez millones de ejemplares y había que encontrar la forma de no defraudar a los lectores de la saga. A juzgar por el film, creo que lo consiguieron.
Voy a agregar que cometí el error de empezar a ver este film el domingo a las 24 horas, terminé de verlo a las 2.30 de la madrugada (no sabía que era tan largo) y después estuve sin dormir hasta las 5, totalmetne sugestionado por la truculencia de la historia (y de la resolución que, por razones obvias, no voy a detallar acá).
Estos best sellers fueron llevados al cine y en Argentina se estrenó la primera parte a principios de este año. Tenía ganas de ir a verla al cine (siempre me llamaron la antención la longitud y sugestividad de los títulos: "Los hombres que no amaban a las mujeres"; "La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina"; "La reina en el palacio de las corrientes de aire") pero en esa época (marzo - abril) había tantas películas para ver que unas cuantas se quedaron afuera y ahora tengo que conformarme con verlas en DVD.
Bueno, el domingo pasado tuve la oportunidad de ver la primera parte, es decir, "Los hombres que no amaban a las mujeres". Cine con mayúsculas, una gran historia, muy buenos personajes, tensión constante desde el principio hasta el final. Un film duro, muy violento donde no faltan violaciones, abusos de poder, referencias al nazismo en Suecia y un largo etcétera.
La historia se centra enel periodista Michael Blomkvist, contratado por el ex-directivo de una gran compañía para que encuentre a su sobrina, desaparecida hace cuarenta años. Michael tiene por delante un caso aparentemente imposible de resolver, pero el reto le interesa. Este hecho unirá su destino al de Lisbeth Salander, una joven hacker, solitaria, antisocial, que ayudará al periodista una vez que resuelva su delicada situación personal.
Como apunta J. L. Caviaro, esta película se preocupa por los personajes, no intenta ir a mil por hora, se habla en sueco, sucede en Suecia, trata sobre el pasado y el presente de unos suecos… y puede interesar a cualquiera.
El realizador del film, Niels Arden Oplev, no intentó "copiar" la fórmula de los filmes nortemaericanos, sino que se preocupó por darle un aire europeo que funciona a la perfección.
El desafío era intimidante: Millenium vendió diez millones de ejemplares y había que encontrar la forma de no defraudar a los lectores de la saga. A juzgar por el film, creo que lo consiguieron.
Voy a agregar que cometí el error de empezar a ver este film el domingo a las 24 horas, terminé de verlo a las 2.30 de la madrugada (no sabía que era tan largo) y después estuve sin dormir hasta las 5, totalmetne sugestionado por la truculencia de la historia (y de la resolución que, por razones obvias, no voy a detallar acá).
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