Por Adrián Samaniego
Se termino, se acabo, no deseo quedarme con el grito atorado y de hacer saber lo que siento al respecto por que dicen que guardarse las cosas a la larga hace mal…
¿Pero qué sucedió? ¿Por qué casi todos se quejan? Sucede que en un principio es imposible dejar contentos a todos, y eso fue algo que los guionistas de LOST siempre tuvieron presente, ya sea en las muertes sorpresivas, los sacrificios personales en vistas a un fin colectivo (Nada de “Live together, die alone”), los misterios detrás de los viajes en el tiempo, más misterios de parte de los que sabiendo lo que pasaba callaban y obraban en nombre de un sujeto al que nunca habían visto, una isla que al parecer tenia vida propia, unos números y un botón que se aprieta cada 108 minutos para evitar la destrucción del mundo, una columna de humo negro que salía de no sé donde, un hombre que no envejece, una estatua gigante con pies de cuatro dedos, los flashbacks, los flashforwards y los flashsideways… Un lindo quibombo que creíamos que merecía un final sublime de proporciones bíblicas ¿o pensaban que iban a revelarnos el sentido de nuestra existencia desde una serie de televisión?
Básicamente, para quienes hemos asistido al desarrollo de esta última temporada había dos realidades alternativas en simultaneo, una donde en la isla luego de la explosión quedaban unos pocos y otra, un “Los Angeles X” que recibe al Oceanic 815 sano y salvo y donde van apareciendo poco a poco casi todos los personajes desde el principio, solo que esta vez no son quienes fueron antes del accidente que los deposito en la isla, ni tampoco se conocen entre si. Eventualmente “recordaran” (Reminiscencias en sentido platónico: Conocer es recordar) quienes fueron ellos y los demás, a quienes han amado y se darán cuenta que todos han muerto (Antes o después). Este “LA-X” es una suerte de purgatorio, donde el reencuentro de todos es un escenario previo a la partida definitiva hacia la paz. Da la sensación de que fue un cierre un tanto tirado de los pelos, un poco forzoso y más bien inclinado a un sentimentalismo que de ninguna manera iba a tono con algunos personajes…
El ojo del Dr Shephard se cerro justamente donde una vez se despertó, su muerte tenia un sentido, su vida entera finalmente había tenido un propósito. Esa es la historia de un hombre de ciencia que había aprendido a ser un poco menos rígido con los insondables misterios de la fe… se cerro el ciclo y al parecer solo sucede una vez y cualquier cosa que suceda después de ello, es solo progreso.
Se termino, se acabo, no deseo quedarme con el grito atorado y de hacer saber lo que siento al respecto por que dicen que guardarse las cosas a la larga hace mal…
¿Pero qué sucedió? ¿Por qué casi todos se quejan? Sucede que en un principio es imposible dejar contentos a todos, y eso fue algo que los guionistas de LOST siempre tuvieron presente, ya sea en las muertes sorpresivas, los sacrificios personales en vistas a un fin colectivo (Nada de “Live together, die alone”), los misterios detrás de los viajes en el tiempo, más misterios de parte de los que sabiendo lo que pasaba callaban y obraban en nombre de un sujeto al que nunca habían visto, una isla que al parecer tenia vida propia, unos números y un botón que se aprieta cada 108 minutos para evitar la destrucción del mundo, una columna de humo negro que salía de no sé donde, un hombre que no envejece, una estatua gigante con pies de cuatro dedos, los flashbacks, los flashforwards y los flashsideways… Un lindo quibombo que creíamos que merecía un final sublime de proporciones bíblicas ¿o pensaban que iban a revelarnos el sentido de nuestra existencia desde una serie de televisión?
Básicamente, para quienes hemos asistido al desarrollo de esta última temporada había dos realidades alternativas en simultaneo, una donde en la isla luego de la explosión quedaban unos pocos y otra, un “Los Angeles X” que recibe al Oceanic 815 sano y salvo y donde van apareciendo poco a poco casi todos los personajes desde el principio, solo que esta vez no son quienes fueron antes del accidente que los deposito en la isla, ni tampoco se conocen entre si. Eventualmente “recordaran” (Reminiscencias en sentido platónico: Conocer es recordar) quienes fueron ellos y los demás, a quienes han amado y se darán cuenta que todos han muerto (Antes o después). Este “LA-X” es una suerte de purgatorio, donde el reencuentro de todos es un escenario previo a la partida definitiva hacia la paz. Da la sensación de que fue un cierre un tanto tirado de los pelos, un poco forzoso y más bien inclinado a un sentimentalismo que de ninguna manera iba a tono con algunos personajes…
El ojo del Dr Shephard se cerro justamente donde una vez se despertó, su muerte tenia un sentido, su vida entera finalmente había tenido un propósito. Esa es la historia de un hombre de ciencia que había aprendido a ser un poco menos rígido con los insondables misterios de la fe… se cerro el ciclo y al parecer solo sucede una vez y cualquier cosa que suceda después de ello, es solo progreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario