martes, 29 de junio de 2010

LOST: TODO PRINCIPIO TIENE UN FINAL


Todo principio tiene un final...
Ha terminado Lost, la serie televisiva más importante de las últimas décadas.
Fue una gran experiencia personal. Me emocioné, lloré, hice mi propia catarsis con el final de la serie, con la penosa idea de que no tendremos que esperar una nueva temporada, ya todo terminó, tenemos que despedirnos de los personajes, dejarlos ir, y seguir con nuestro camino.
Muchos de nosotros formamos parte de lo que podríamos llamar La Generación Lost. Sé que suena exagerado, incluso forzado, pero es así como lo veo: esta serie marcó nuestras existencias y nos hizo transitar por grandes dilemas existenciales, interminables discusiones sobre filosofía, la ciencia y el destino, el bien y el mal, la condición humana, la mitología, y un largo etcétera.
Lost fue una experiencia colectiva.
Entiendo que muchas personas se hayan sentido desilusionadas, defraudadas, decepcionadas con el último capítulo. Muchos esperaban que el final de la serie les cambiara la vida. Seamos razonables, no seamos injustos, no podemos pedirle tanto a una serie de televisión que nos ha brindado tantas horas de entretenimiento y reflexión.


Imagino que la mayor disconformidad tiene que ver con el hecho de que no se resolvieran todos los interrogantes que giran en torno a esa misteriosa isla.
En realidad, la isla no es importante.
La isla es una excusa. Lo que importan son los personajes que pasan por ella.
La isla es un anclaje perdido en el oceáno, nadie sabe por qué está ahí, nadie sabe por qué hay una fuente de luz ni qué función cumple, nadie sabe quién construyó la famosa estatua de los cuatro dedos, nadie sabe por qué hay inscripciones egipcias por todos lados. Nadie lo sabe, es un misterio, como tantos misterios indecifrables que existen en nuestro planeta y que no tienen explicación.
La isla es un misterio. Entonces, volvamos a la idea inicial: La isla es una excusa. Lo que importan son los personajes que pasan por ella.
En resumen, Lost es la historia de un grupo de sobrevivientes de un accidente aéreo que caen en este anclaje desconocido y viven aventuras, se descubren, se encuentran y desencuetran y reencuentran. Jack descubre su propósito, Hurley también. Ben también. Viven y mueren para proteger a la isla.
Con el paso de los años, todos los personajes mueren. Algunos antes y otros después, y se reencuentran en esta especie de purgatorio que es el mundo-paralelo.
Las últimas escenas del capítulo final fueron muy emotivas. Es cierto, hay una apuesta al sentimentalismo. A mí, personalmente, eso no me molesta, pero entiendo que para muchas personas pueda resultarles cursi, simple, un recurso fácil.
Para mí, ha sido el mejor de los finales.


Los personajes se reúnen en esa iglesia que concentra todas las creencias humanas y se preparan para emprender el viaje hacia el más allá.
Christian Sheppard lo deja muy claro: No podemos morir solos, debemos elegir a las personas más importantes en nuestras vidas para emprender el viaje.
Los personajes se reencuentran. Sawyer y Juliet, Jack y Kate, Desmond y Penny, Hurley y Libby, Sharon y Sayid... ahora entiendo qué era lo que quería decir Desmond en una entrevista reciente, cuando explicaba que la clave de Lost es el amor.
No nos han explicado qué pasa en la isla. Nos han explicado, más bien, qué ha pasado con los personajes de la isla.
La última imagen de la serie con el ojo de Jack cerrándose (en clara alusión a la primera toma de la serie, con el mismo ojo abriéndose) ha sido impresionante. Me emociono con sólo recordar ese momento.
No tengo palabras para seguir expresando mi apasionamiento, mi catártica relación con esta experiencia de nuestra época.
En el fondo, persiste el sentimiento de pérdida.
Se terminó Lost. Nace la leyenda.
Ojalá, algún día, aparezca otra serie que logre transportarnos a niveles intelectuales y emotivos tan altos, tan estimulantes, tan indescriptibles. Dudo que eso suceda, pero no pierdo las esperanzas.


¿ENTENDISTE EL FINAL DE LOST?


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Una serie no es una quiniela: Una ficción se escribe desde atrás. Syd Field lo dice en su “El libro del Guión”. El autor concibe un tema, reúne unos personajes y situaciones, resuelve una conclusión que detone las intenciones de su trama, y desde ese momento, rebobina hasta el principio para empezar a rellenar huecos partiendo de la estructura de planteamiento, nudo y desenlace, heredera de la propuesta en cinco actos que propone Aristóteles en su “Poética”.

En Lost no vale ese planteamiento: Lost no es una ficción que responda a este paradigma. Primero, porque cada temporada pertenece a un género (como apuntó Hernán Casciari hace un tiempo) y cada una plantea una fórmula narrativa. Y segundo, porque Lost no es una ficción autónoma, sino que se retroalimenta como la imagen de un espejo con la participación y presencia del espectador. Esto hace que Lost no sea una sola serie, sino una serie por cada fan que la ha seguido con enfermiza avidez.

Pero, ¿qué ha pasado en Lost? Decepción o valentía: En la primera temporada, Damon Lindelof y J.J. Abrams negaron taxativamente que la isla fuese el purgatorio y todos estuvieran muertos. Si alguien se siente decepcionado por este final, no tiene razón para estarlo. La isla no es el purgatorio, ni han estado muertos todo este tiempo. El universo alternativo que nos han representado en la sexta temporada ha sido ese purgatorio, al que iban llegando todos a medida que, cada cual en su momento, iban muriendo (ya fuese dentro o fuera de la isla).

La conclusión de la serie responde al planteamiento filosófico inicial de la serie. La pregunta que hace Charlie cuando escucha por primera vez la grabación en bucle de Danielle Rouseau es la cuestión fundacional de Lost. ¿Dónde estamos? Aunque la pregunta se hace extensible a “¿cómo estamos?”. La respuesta, durante todas las temporadas ha sido el inicio y fin de cada capítulo: Perdidos. El final de la serie es esclarecedor: a medida que se encuentran, se dan cuenta de que no estaban solos, y por tanto, son encontrados y dejan de estar perdidos.

El gurú, el guía, el chamán, el mago: el intermediario

Para ser encontrados, hace falta un maestro. Un guía. Un mago. Desmond representa esa figura. El peregrino que sufre en el desierto para cruzarlo y ayudar a otros a cruzarlo. Concibamos este personaje como un médium en su acepción más pura. Es un medio. Un intermediario.

Es quien consigue unir el espacio y el tiempo (Christian Shephard dice “no hay un aquí ni un ahora”) y quien sirve de nexo común para todos los personajes. Para que consigan cruzar el umbral. Es el barquero que ayuda a los losties a cruzar la laguna estigia. En este sentido, chapeau.

¿Están muertos o es un sueño? La pregunta que muchos de los que empezaron a ver la Series Finale con el machete en los dientes a la conclusión del episodio final ha sido furibunda. ¿¿Entonces todo ha sido un sueño?? ¿¿Nada ha sido real?? ¿¿Habemus tomadura de pelo??

Para nada: Señores. Los Losties no estaban muertos. Han ido muriendo. Como tendremos que hacerlo todos. No hay un “ahora”. La concepción del universo paralelo no está encorsetada en la percepción “objetiva” y común del tiempo. Todos van muriendo, y a medida que mueren, se cruzan en el universo de las personas que realmente son, sin los condicionamientos de una vida que los ha torturado: de una forma más o menos paralela a como vivieron, han sido capaces de desprenderse de sus demonios y, así, han tenido la vida que hubiesen querido.

Pero nada es perfecto. Evidentemente, la construcción de esa fantasía que es el purgatorio hereda formas y defectos de su pasado. De su otra vida. De su vida, de hecho. La mano de El Sexto Sentido es alargada, y quizás lo más reprochable de este final es que la originalidad que ha sido eje fundacional de la serie ha acabo siendo hipotecada a cambio de una fórmula prestada de un éxito popular. En este sentido, el aplauso pierde fuelle.

No obstante, el esfuerzo creativo de estas seis temporadas ha sido más que suficiente como para empañar el resultado global con el truco final de Lost.

La Isla, esa gran desconocida: Los que veían y ven Lost como quien llena el carro de la compra con la lista de productos a adquirir, es lógico que se hayan visto decepcionados. Lo más importante se ha quedado en el aire: La Isla. Seguimos sin saber de dónde procede, porqué tiene ese poder, de dónde salen las inscripciones egipcias, quién erigió la estatua. Esa es una de las innumerables cuestiones que jamás tendrán respuesta (en fin, sí que tendrán respuesta, pero en forma de declaraciones de los guionistas en algún podcast, o en alguna feria de cómics o en algún juego de realidad alternativa).

A todos los que entran en esta parte del graderío, os comprendo, pero tenéis que liberaros de esa faceta de la serie. El misterio era la excusa. La Isla es un McGuffin, un cebo. Es como decepcionarse viendo Ciudadano Kane al saber que toda esa maravillosa historia ha sido detonada por un simple trineo. La Isla es un símbolo. Es más: la Isla es pura metáfora del aislamiento, que es el tema principal de la serie. Jacob dice que los eligió porque estaban solos, porque sus vidas no iba a ninguna parte.

Porque estaban perdidos: No obstante, insisto: os entiendo. Entiendo que os sintáis defraudados porque no os han dado la zanahoria. Quien quisiera respuestas, es que no ha sabido disfrutar del camino. Mira hacia atrás. Observa todo lo que ha pasado. Observa cómo se han transformado los personajes. Atiende cómo te han tenido pegado al sofá o la silla. Eso es esta gran serie. Un viaje de personajes con la excusa del misterio, de la intriga, del drama, del romance, de la comedia, del terror, de la ciencia-ficción…

Pero, no obstante, tienes razón: Hay cuestiones ante las que se ha pasado de largo. ¿Qué reglas rigen la relación de Ben y Widmore? ¿Por qué unas embarazadas mueren y otras viven? ¿Por qué Walt simplemente desapareció presentándose al inicio como alguien tan especial? ¿Por qué Richard no se da cuenta de que AntiJacob manipula a los habitantes de Dharmaville si sabemos que le conoce?

Y sobre todo: ¿Qué son los números? No te preocupes. Seguro que todas esas preguntas tendrán respuesta. Paciencia. La presión mediática, como la justicia divina, pone a todos (los guionistas) en su sitio, y tarde o temprano cantarán como jilgueros. Pero cuando llegue ese momento, se repetirán todas las sensaciones de hoy: porque el que quiera ver decepción, verá decepción, y quien sencillamente haya visto el bosque más allá de los árboles… simplemente no necesitará más respuestas

Así que, como Jack, cierra los ojos. Y descansa...

EL RESUMEN DE LOST


http://lostph.blogspot.com
Una isla. Mágica, dicen. Guarda nada menos que la luz de la vida, la muerte, la reencarnación, el conocimiento, el tiempo. Mantiene la existencia tal como la conocemos. Podría decirse que incluso es el eje de la existencia, del universo. Está claro que algo tan importante necesita protección. El problema es que tienen que protegerla seres humanos. No hay dioses. Pero los humanos son imperfectos por naturaleza. Ignorantes, tramposos, asesinos, mentirosos, torpes, egoístas. Al final, se vuelven locos si tienen que estar solos en una Isla durante siglos, quizá milenios. ¿Quién puede culparles?


La historia de Lost parte de un grave error. El error de una mujer, guardiana de la Isla, que en su egoísmo para librarse de su carga, mata a una madre y le roba sus dos bebés recién nacidos para que uno de ellos sea su sucesor. Pero no es capaz de formar una familia sana, no es capaz de educar correctamente a sus hijos "adoptivos". Muere asesinada por Hermano, el gemelo sin nombre. De esta forma, Madre consigue librarse de su puesto como guardiana pero a cambio, Jacob y Hermano acaban enfrentados para siempre, con el agravante de que no pueden matarse el uno al otro, pues así lo decidió su "Madre", convencida de que era la mejor forma de mantener unidos a ambos hermanos. Madre no sabía establecer lazos afectivos con otros humanos, sólo utilizar su magia, pues era lo único que conocía.


Como venganza por el asesinato de Madre, Jacob lanza a su hermano al mismo pozo de luz que tiene que proteger. Dado que está prohibido que Hermano muera en sus manos, Jacob provoca una paradoja: Hermano muere físicamente y al mismo tiempo permanece vivo como una entidad que conocemos como Humo Negro (¿su espíritu quemado por la luz, un demonio, un trozo de sombra?). Hermano sufre lo que ya les había advertido Madre: un destino peor que la muerte. Este es el pecado de Jacob: crear un ser aparentemente inmortal, enloquecido, con sed de venganza y destrucción, atrapado en una Isla de la que quiere huir aunque eso suponga acabar con ella. Y para intentar repararlo, Jacob iniciará una catastrófica cadena de errores durante los siguientes 2000 años.

Con tal de traer gente nueva a la Isla, provocará accidentes y naufragios, engañará a personas con falsas promesas para retenerlas en ese lugar... Gente de todas las culturas y religiones, que con el paso de los siglos aportan a la Isla un complejo amalgama de mitologías, rituales y simbolismos. Civilizaciones extinguidas de las que sólo quedan algunas ruinas y artefactos: el legado de sus intentos por comprender los secretos de la Isla, sus intentos de supervivencia, sus intentos de huir de allí. Con el paso de los siglos, Jacob llega a formar un grupo de personas (los Otros) para hacer frente al Humo Negro. Todo en vano, pues al final, siempre, una y otra vez, los habitantes de la Isla acaban matándose unos a otros, corrompidos o exterminados por el Humo Negro. Muchos intentan aprovecharse de las propiedades únicas de la Isla. La mayoría acaban ignorando las directrices de Jacob en su propio beneficio (a menudo, guiados por los engaños del Humo Negro, que ejerce de poder en la sombra, siempre tejiendo su venganza y su huida).


Y la gente siempre atrae a más gente. Los misterios de esa Isla remota atraen como un imán a aventureros y a buscadores de tesoros, pero también a compañías como Iniciativa Dharma, quienes experimentan con lo que ellos llaman electromagnetismo, y lo aplican a la biología, a los viajes temporales, a la sociología, a la climatología, a las matemáticas, a la zoología... Jacob permite que toda esa gente llegue y se quede en la Isla, porque sabe que tarde o temprano, su hermano encontrará una forma de romper el bucle y matarle. Y para entonces, Jacob necesitará haber encontrado otro guardián que le sustituya. Siempre elige gente solitaria, con vidas mediocres. Gente que huye de algo y que quizá encontrará en la Isla su salvación. Gente como él. Porque alguien con una vida plena fuera de la Isla, no querría quedarse a protegerla. Es, por supuesto, una actitud egoísta. Jacob sólo quiere reparar su error, aún a costa de cientos, miles de muertes y desgracias. Es irónico, porque su misión era mantener la Isla aislada, pero su obsesión hace que la Isla siempre esté habitada, que siempre haya gente que la localice y la ponga en peligro. Sin embargo, Jacob confía en que habrá alguien que consiga redimirle, demostrarle que tiene razón, que los humanos también pueden ser buenos y sacrificarse por el bien común. Alguien que se convierta en el buen guardián que él jamás pudo (o no supo) ser.

Un día cualquiera, el avión Oceanic 815 con destino Los Ángeles cae sobre la Isla. Quizá por culpa de un cúmulo de casualidades, quizá por esa fuerza que llamamos Destino. De entre los supervivientes del vuelo, Jacob había elegido con anterioridad a varios candidatos, como llevaba haciendo desde hace siglos. Un cúmulo de casualidades provocan que Desmond esté destinado a no pulsar el botón del Cisne a tiempo, y el avión caiga. Otro accidente rutinario en la larga trayectoria de la Isla.


Lost es la historia de estos supervivientes. Es la historia de su vida anterior fuera de la Isla, donde sus equivocaciones, miedos y frustraciones les han llevado a huir de todo, incluso de ellos mismos. Suben a ese avión para escapar. Y así se convierten involuntariamente en otras piezas en el tablero de la Isla. Las circunstancias y la lucha ancestral de dos hermanos les han llevado hasta allí. Pero eso sólo es la excusa para conocer a estos personajes, indagar en qué les llevó hasta aquel avión. Flashback a flashback, vamos comprendiendo los motivos de su huida; al ahondar en los secretos más íntimos de su pasado, descubrimos también porqué actúan como actúan en la Isla.

Y ante todo, Lost es la historia de la redención de estos supervivientes. Porque su estancia en la Isla les transforma a todos. Las aventuras, las experiencias. La gente que conocen. Sus sacrificios, sus decisiones. Paso a paso, sin darse cuenta, van librándose de todo aquello que les torturaba. Se enfrentan a sus miedos. Ya no quieren huir: ni de su pasado, ni de la Isla, ni de sí mismos. Consiguen estar orgullosos de ser quienes son. Hacer algo importante en su vida, por poco que sea. Se redimen. Todos, juntos o individualmente, aportan su granito de arena para romper el ciclo vicioso que crearon Madre y Jacob hace tantos siglos.

Forjan su propio destino (a veces literalmente, aunque no lo sepan: viajan al pasado para provocar el Incidente que, con el tiempo, haría caer el avión en el que viajaban). Cada muerte, cada sacrificio es una baldosa más en el largo camino que nos acerca al objetivo. Finalmente, los supervivientes acaban con el Humo Negro, mantienen la Isla a flote y como colofón encuentran al candidato perfecto para protegerla: Hurley, generoso, amable y bonachón. Alguien que, al contrario que Jacob, le pide ayuda a su antiguo enemigo, Ben, para proteger juntos la Isla. Con la buena fe de uno y la experiencia del otro, sabes que se abre una nueva etapa para la Isla. Se acabaron las reglas absurdas, los sacrificios inútiles y egoístas. Redimiéndose, los supervivientes consiguen reparar el pecado de Jacob. A pesar de todo, Jacob tenía razón. La Isla está a salvo, la Humanidad también.


Lost, finalmente, es la historia de cómo estos personajes mueren en paz, cada uno en su momento, cuando les llega la hora. Aceptan sus errores, cierran viejas heridas, sueñan con aquello que podría haber sido y no fue, comprenden que han vivido la única vida posible, y que así tenía que ser. Se examinan por última vez en el espejo del tiempo. Sólo cuando comprenden y aceptan cuánto les cambió la vida la Isla, para bien y para mal, cuánto les marcaron las personas que allí conocieron, sólo entonces están preparados para avanzar. Reencontrarse. Dar juntos el último paso. No les quedan rencores ni remordimientos. ¿Es el purgatorio? ¿Es el último viaje en la barca de Caronte? ¿Es la vida entera pasando ante sus ojos momentos antes del final inevitable? ¿Son fantasmas a punto de traspasar el portal al otro mundo? ¿Se reencarnarán en una vida mejor? Cada religión, cada persona tiene sus propias creencias acerca de cómo son los segundos previos a la muerte, y de qué es la propia muerte (ahí está ese detalle brillante de una Iglesia con iconografías de las principales religiones: cristianismo, judaísmo, budismo, taoísmo, islam, hinduismo).

Lost nos ha hablado de fe y ciencia, del bien y el mal, de mitologías extrañas y de inexplicables misterios, de la humanidad, de la vida, de la muerte, de relaciones personales, de ciencia ficción, de casualidad y Destino. Pero siempre desde la óptica de sus personajes. Por eso, al final lo realmente importante es que los personajes de Lost se despiden de la vida (la suya y la nuestra) acompañados por la gente que más ha significado para ellos: los demás supervivientes. Sus compañeros de viaje. Gente con la que, fuera de la Isla, cuando huían y se creían solos en el universo, ya estaban relacionados de alguna u otra forma, pero a la que no conocieron realmente hasta encontrarse juntos, por casualidad y por Destino, allí. Y, precisamente porque aprendieron y evolucionaron juntos, juntos aceptan la muerte y acogen con una sonrisa lo que sea que les espere después. Hemos llorado, sufrido, disfrutado y reído con ellos, pero toca despedirse. Ya no son fugitivos, ya no están solos.


Porque al final del día, en realidad no buscamos grandes respuestas sino pequeños consuelos. Por encima de todo lo que nos ocurra en la vida, muy por encima de todos nuestros problemas, vivencias, preguntas sin resolver, dudas, logros, pequeñas aventuras, disgustos, satisfacciones... en el fondo lo que todos queremos, lo que todos necesitamos es no morir solos, morir en paz, sentir que la vida ha merecido la pena.

Y mirad cómo sonríen todos, abrazados a su constante, mientras la luz les rodea. Mirad cómo sonríe Jack, acompañado por el fiel Vincent, al ver un avión sobrevolando sin problemas la Isla que él acaba de salvar. Ha merecido la pena. No hay lugar a dudas.

Adiós, Lost.

LOST - EPISODIO FINAL


Por Adrián Samaniego

Se termino, se acabo, no deseo quedarme con el grito atorado y de hacer saber lo que siento al respecto por que dicen que guardarse las cosas a la larga hace mal…

¿Pero qué sucedió? ¿Por qué casi todos se quejan? Sucede que en un principio es imposible dejar contentos a todos, y eso fue algo que los guionistas de LOST siempre tuvieron presente, ya sea en las muertes sorpresivas, los sacrificios personales en vistas a un fin colectivo (Nada de “Live together, die alone”), los misterios detrás de los viajes en el tiempo, más misterios de parte de los que sabiendo lo que pasaba callaban y obraban en nombre de un sujeto al que nunca habían visto, una isla que al parecer tenia vida propia, unos números y un botón que se aprieta cada 108 minutos para evitar la destrucción del mundo, una columna de humo negro que salía de no sé donde, un hombre que no envejece, una estatua gigante con pies de cuatro dedos, los flashbacks, los flashforwards y los flashsideways… Un lindo quibombo que creíamos que merecía un final sublime de proporciones bíblicas ¿o pensaban que iban a revelarnos el sentido de nuestra existencia desde una serie de televisión?


Básicamente, para quienes hemos asistido al desarrollo de esta última temporada había dos realidades alternativas en simultaneo, una donde en la isla luego de la explosión quedaban unos pocos y otra, un “Los Angeles X” que recibe al Oceanic 815 sano y salvo y donde van apareciendo poco a poco casi todos los personajes desde el principio, solo que esta vez no son quienes fueron antes del accidente que los deposito en la isla, ni tampoco se conocen entre si. Eventualmente “recordaran” (Reminiscencias en sentido platónico: Conocer es recordar) quienes fueron ellos y los demás, a quienes han amado y se darán cuenta que todos han muerto (Antes o después). Este “LA-X” es una suerte de purgatorio, donde el reencuentro de todos es un escenario previo a la partida definitiva hacia la paz. Da la sensación de que fue un cierre un tanto tirado de los pelos, un poco forzoso y más bien inclinado a un sentimentalismo que de ninguna manera iba a tono con algunos personajes…

El ojo del Dr Shephard se cerro justamente donde una vez se despertó, su muerte tenia un sentido, su vida entera finalmente había tenido un propósito. Esa es la historia de un hombre de ciencia que había aprendido a ser un poco menos rígido con los insondables misterios de la fe… se cerro el ciclo y al parecer solo sucede una vez y cualquier cosa que suceda después de ello, es solo progreso.

lunes, 28 de junio de 2010

LOS SOLITARIOS


En una librería encuentro un libro de oferta, se llama “Los solitarios” (The Lonely, en el original) y está escrito por un tal Paul Gallico.

En la última hoja, dice que fue impreso en 1955. Y se nota. Tiene las hojas amarillentas y ese olor tan característico de los libros usados.

Al principio, hay una nota del autor: “Los Solitarios son los muy jóvenes conquistadores del espacio y del tiempo, los niños-hombres que han vivido entre dos mundos en buques de plata que navegan hacia la Guerra y que retornan por el helado firmamento. Son los hijos del cielo, los vagabundos que no pueden hallar sus casas. Los solitarios son aquellos que han llegado muy cerca del cielo y del infierno antes de su hora”.

En la contratapa, el editor escribió: “Una parábola sobre el humano dilema de lo delicado, lo sano y lo respetable por un lado… Todo lo aventurero, lo contradictorio y lo inimaginable por el otro. Es el libro del año. Mágica convincente, lírica emotivamente humano. Un relato simple y directo que hace difícil que nos sustraigamos del encanto de esta obra maestra del gran novelista”.

Lamentablemente, no hay datos de Paul Gallico. El nombre no me suena, pero bueno, decido comprarlo y ver qué pasa. Una novela sobre jóvenes escrita en los 50. Quizás está llena de lugares comunes y planteos conservadores, seguro, pero igual debe ser interesante para entender cómo pensaban y vivían en ese entonces.

De a poco, me voy enganchando con Los Solitarios. Es una lectura sencilla, muy llevadera. Me recuerda a Hemingway y a Faulkner.



Está ambientada en Inglaterra, durante la 2º Guerra Mundial. Tenemos al joven Jerry Wright. Es un buen muchacho, de buena familia, y se la pasa pensando en su novia, Catalina, una linda chica con la que está comprometido.

Le dan una licencia de un mes. Tiene ganas de viajar a Escocia. Una noche, en el bar de oficiales, se encuentra con una chica inglesa, Patches. Casualmente, ella también tiene una licencia y deciden hacer el viaje juntos.

Para evitar complicaciones o malos entendidos, Jerry aclara que está comprometido y que quiere casarse con su novia cuando la guerra termine.

Bueno, Jerry y Patches comparten su viaje a Escocia. La pasan muy bien juntos, se genera un lazo entre ellos. Cuando llega el momento de la despedida, pasa algo.

Ella hace todo lo posible para no llorar. Sonríe y se va. Y Jerry se siente raro, siente una sensación indescriptible. Se ha enamorado de Patches.

Después viene un giro que puede parecer brusco y forzado, pero funciona bien: Jerry se encuentra con un amigo aviador que tiene que hacer un breve viaje a New York y le ofrece la posibilidad de ir juntos para estar en la tierra natal unas horas y luego volver rápido a la base, justo a tiempo para que Jerry pueda reportarse en su cuartel.

Jerry acepta la invitación. Es la oportunidad perfecta para romper el compromiso con su novia y volver rápidamente a Inglaterra para declararle su amor a Patches.

Jerry llega a su pueblo pero no se anima a visitar a su novia.

Se presenta en la casa de sus padres y les cuenta todo. Su madre se desespera y se echa a llorar, está convencida que Catalina es la chica ideal para su hijo, no soporta el repentino cambio.

Jerry y su padre van a otra habitación para beber y reflexionar. Este es el punto crucial de la novela, el choque entre dos mundos, dos generaciones.

El padre habla sobre la responsabilidad del hombre, sobre los compromisos. Narra una historia de amor que tuvo cuando era soldado en Francia, durante la 1º Guerra. Amó a esa chica, pero luego volvió a su país para casarse con su actual esposa y nunca se arrepintió de eso. Le asegura, además, que con el paso de los años, Patches será solo un grato recuerdo de la juventud, el símbolo del paso de la juventud a la vida adulta.

Jerry está en una encrucijada. ¿Cumplirá con su destino, con sus obligaciones? ¿Se dejará llevar por un arrebato pasional? ¿Patches es sólo un arrebato pasional?

Fiel a mi costumbre, no voy a contar el final de la novela.



LEYENDO A CHEJOV


Desde que era niño pude observar numerosos sufrimientos inútiles causados por la maldad de la gente. Era imposible que aquellos habitantes tuvieran algún tipo de base moral. Me preguntaba de qué les servía leer el Evangelio, rezar, confesarse, o leer tantos periódicos y libros; y dudaba que la cultura hubiera ejercido sobre ellos alguna influencia positiva. ¡Ninguna! Vivían en la misma oscuridad del alma, de la misma forma casi bárbara de 200 ó 300 años atrás. De generación en generación se hablaba de la verdad, de la misericordia, del derecho a la libertad, pero por lo visto, esto no impedía que no pararan de mentir durante todo el día, que se martirizaran los unos a los otros y odiasen la libertad igual que a su peor enemigo.

sábado, 26 de junio de 2010

ALIANZAS PAGANAS



Estuve leyendo un interesante número de la Colección Alianzas Paganas (esa extraña fusión entre las editoriales DC y Marvel). Este número está dedicado a Silver Surfer y Linterna Verde, cuenta con guión de Ron Manz y dibujos de Darryl Banks.
Se produce el encuentro entre Silver y Linterna Verde (o sea, Hal Jordan) que ahora ha adoptado el nombre de Paralaje. Enfrentan juntos al Cyborg y después se ponen a conversar.

Hal Jordan cuenta su triste historia: “Fui un héroe, fui Linterna Verde, llevaba un anillo de poder y servía a los Guardianes del Universo. Siempre hice lo que era correcto, pero eso ya pasó, terminó… Cuando Cyborg destruyó la Ciudad Costera. He cometido algunas acciones cuestionables, pero por buenas razones. Yo, lo único que quiero, es que todo vuelva a estar bien”.

Silver Surfer se compadece, comprende que Jordan ha perdido mucho. Y dice: “Entiendo lo que sientes. Querer hacer lo correcto. Fui cómplice de actos terribles, ignoré mis pecados. Por eso deseo usar mi poder para el bien y así reparar mis ofensas. Me impuse una tarea interminable. Siempre estoy solo… imposibilitado para volver a ser lo que fui. Creo que ambos pagamos el precio de nuestros errores”.

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Paralaje y Silver Surfer unen sus fuerzas para corregir los errores del pasado, pero al mismo tiempo, el nuevo Linterna Verde (o sea, Kyle Rayner) es manipulado por el villano Thanos para alterar la estructura del Universo.

Paralaje y Silver Surfer se dan cuenta de esto y hacen lo posible para detener la destrucción.
Linterna Verde tarda un buen tiempo en descubrir que Thanos es un villano que pretender lograr la aniquilación universal. Se viene una gran batalla.
Se produce la gran batalla. Thanos y Paralaje se pierden en una brecha que los conduce al Universo paralelo al que pertenecen.
Me conmueve la reflexión de Silver Surfer: “Por fin, entiendo la redención. Mis pecados no se absolverán al reparar el pasado, sino al asegurar el futuro. Y si debo sacrificarme, lo haré con gusto”.
Anotación al margen: Me cae bien Paralaje. En el pasado, todos lo conocimos como Hal Jordan, el hombre que utilizaba el Anillo de Poder y se convertía en Linterna Verde. Ahora su rol de Linterna Verde quedó en el pasado, ya no es un héroe, sólo un tipo atormentado que se esfuerza por corregir el Universo in importar a qué precio.


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MIRASKI, SÁBADO POR LA NOCHE


Pensando en la pérdida de tiempo, solamente pierdo más tiempo.
Dolor de cabeza, insomnio, mucho cansancio. Inseguridad, desencanto, incertidumbre, irritación constante.
La virtud, creo, es que soy inteligente. Aunque a veces escondo eso para no molestar a los demás.
Empiezo a leer a Chejov, una vez más: Sólo, en la negra noche, bajo la lluvia sentí una profunda tristeza, como un hombre en el desierto que pierde toda esperanza en la vida.
Toda mi existencia, la pasada y la presente, me parecía inútil y vacía. ¿Qué podía esperar del futuro?

martes, 22 de junio de 2010

LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES


Desde hace tiempo escucho hablar sobre la saga Millenium, tres novelas policiales escritas por Stieg Larsson, un periodista sueco que falleció de un infarto en el 2004, antes de que empezara a publicarse la trilogía que lo hiciera famoso a nivel mundial.
Estos best sellers fueron llevados al cine y en Argentina se estrenó la primera parte a principios de este año. Tenía ganas de ir a verla al cine (siempre me llamaron la antención la longitud y sugestividad de los títulos: "Los hombres que no amaban a las mujeres"; "La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina"; "La reina en el palacio de las corrientes de aire") pero en esa época (marzo - abril) había tantas películas para ver que unas cuantas se quedaron afuera y ahora tengo que conformarme con verlas en DVD.
Bueno, el domingo pasado tuve la oportunidad de ver la primera parte, es decir, "Los hombres que no amaban a las mujeres". Cine con mayúsculas, una gran historia, muy buenos personajes, tensión constante desde el principio hasta el final. Un film duro, muy violento donde no faltan violaciones, abusos de poder, referencias al nazismo en Suecia y un largo etcétera.


La historia se centra enel periodista Michael Blomkvist, contratado por el ex-directivo de una gran compañía para que encuentre a su sobrina, desaparecida hace cuarenta años. Michael tiene por delante un caso aparentemente imposible de resolver, pero el reto le interesa. Este hecho unirá su destino al de Lisbeth Salander, una joven hacker, solitaria, antisocial, que ayudará al periodista una vez que resuelva su delicada situación personal.
Como apunta J. L. Caviaro, esta película se preocupa por los personajes, no intenta ir a mil por hora, se habla en sueco, sucede en Suecia, trata sobre el pasado y el presente de unos suecos… y puede interesar a cualquiera.
El realizador del film, Niels Arden Oplev, no intentó "copiar" la fórmula de los filmes nortemaericanos, sino que se preocupó por darle un aire europeo que funciona a la perfección.
El desafío era intimidante: Millenium vendió diez millones de ejemplares y había que encontrar la forma de no defraudar a los lectores de la saga. A juzgar por el film, creo que lo consiguieron.
Voy a agregar que cometí el error de empezar a ver este film el domingo a las 24 horas, terminé de verlo a las 2.30 de la madrugada (no sabía que era tan largo) y después estuve sin dormir hasta las 5, totalmetne sugestionado por la truculencia de la historia (y de la resolución que, por razones obvias, no voy a detallar acá).


domingo, 20 de junio de 2010

EL FACTOR KAPUSCINSKI


La no-ficción es un genéro literario interesante; tal como su nombre lo indica, se trata de escribir en base a sucesos reales. Lejos de ser informes periodísticos, las novelas de no-ficción se proponen literalizar un suceso real. Todos los estudiosos coinciden en mencionar "A sangre fría", de Truman Capote como el libro que inauguró este género, aunque todos sabemos que el verdadero precursor fue nuestro Rofolfo Walsh con su "Operación Masacre", unos cuantos años antes.
Ahora bien, los libros de no-ficción representan un dilema: ¿hay ausencia de ficción? ¿Hasta qué punto el autor deja de convertirse en un escritor, hasta qué punto puede ser fiel a la verdad?
Sin dudas, todo el escándalo que se produjo en torno al periodista y escritor polaco Ryszard Kapuscinski (1932 - 2007) es un buen punto de partido para entender estas cuestiones.
Considerado un titán, un emblema, un símbolo de la cultura polaca, Kapuscinski supo ser periodista, corresponsal de guerra, leyenda nacional, testigo de grandes sucesos y autor de libros de no-ficción como "Ebano", "El emperador", "El Sha o la desmesura del poder" y "La primera guerra del fútbol y otras guerras de los pobres", etc.
¿Por qué hay una polémica? Hace poco, Arhur Domoslawski escribió una biografía donde comprueba que Kapuscinski habría manipulado datos y situaciones para escribir sus aparentemente verídicas obras. El asunto adquiere matices un poco más frívolos si tenemos en cuenta que Domslawski fue discípulo de Kapuscinski. Todo esto alcanza para que muchos críticos y cronistas del mundo entretejan un enfrentamiento digno de un programa de chimentos.
Pero vayamos a lo más importante del caso: acá se manifiesta, una vez más, el cruce entre la realidad y la ficción.
El escritor John Ryle afirmó: ¿Qué importa si tenemos que colocar "El Emperador" o "El Sha" en ficción o no-ficción? Siempre serán libros magníficos.


Neal Ascerson va mucho más lejos y asegura que existe una gran diferencia entre dar noticias y escribir libros. "Casi todos los periodistas, excepto un puñado de santos, sacan punta a las citas o varían ligeramente las horas y los lugares para causar más efecto". Ante estas palabras, Timothy Garton Ash se plantea: "¿Cuánto es ligeramente? ¿Hasta dónde puede atreverse uno a sacar punta? Existe una línea fronteriza que los escritores de no-ficción debemos intentar no cruzar jamás. Si cruzamos ese límite, entonces debemos asignar una etiqueta distinta al producto final".
Esto no lleva a plantearnos sobre la veracidad de las crónicas que leemos habitualmente. ¿Dónde está la verdad? Según Horace Engdahl, "la verdad no es nada más que lo que certifica un testigo fiable".
Irónicamente, Domoslawski ofrece una solución: las liberías ya tienen una sección de ficción y otra de no-ficción, ahora deberían agregar una nueva sección llamada Kapuscinski.
En una entrevista reciente publicada por la revista Ñ, Domoslawski se defiende alegando que nunca se propuso denunciar o destruir a su amigo y mentor: "Mi libro no es un ataque a Kapuscinski".
Hay que tener en cuenta que las novelas de no-ficción de Kapuscinski ambientadas en África o América Latina eran leídas por los polacos como metáforas de su propia situación que pasaban por alto la censura de los censores del comunismo por estar ambientadas en lugares exóticos, reaccionarios y lejanos. De esta forma, "El emperador" trata sobre la corte de Selassie en Etiopía pero también puede interpretarse como una metáfora de la corte del Partido Comunista polaco.
Seguramente, la mejor definición sobre la forma de trabajar de Kapuscinski es brindada por Domoslawski al afirmar que "el panorama del bosque que él nos presentaba es correcto, pero a los efectos de crear ese panorama, cambiaba de lugar algunos árboles del bosque".


Kapuscinski es, antes que nada, un hombre que era consciente de su propia leyenda y que hizo lo posible para alimentar esa leyenda. El mejor ejemplo es su amistad con el Che Guevara, a quien nunca conoció. En una entrevista, admitió con franqueza que esa supuesta amistad era "el error de un editor", pero es un error que el propio Kapuscinski no se esforzó por corregir y esa información aparecía continuamente en la contratapa de sus libros.
Ante las acusaciones de que Domoslawski hizo lo posible para desprestigiar a su maestro y presentarlo como un mentiroso (incluso la viuda de Kapuscinski habló de parricidio), el biógrafo advierte que que la lógica actual de los medios se concentra en un punto polémico y lo presenta sin sutilezas. Es verdad que colaboraba brindando información al Partido Comunista polaco, pero también hay que tener en cuenta que era un comunista convencido (y no un cínico que intentaba hacer carrera), era un partidaria sincero, nunca fue un agente secreto. Sin ir más lejos, muchos periodistas de EEUU colaboran con la CIA.
Al mismo tiempo, Domoslawski subraya la importancia histórica de la figura de Kapuscinski: "fue un gran hombre, un testigo y actor de la segunda parte del siglo XX, un testigo de la descolonización, un severo crítico de las guerras y los negocios sucios de Occidente en África, Asia y América Latina. En Polonia, se considera a Kapuscinski un gran escritor pero se desconoce su mensaje moral y político, era un enérgico crítico del neoliberalismo, de algunas formas injustas de globalización, se opuso a la invasión a Irak con tropas polacas y nadie discutió estos temas con él, no lo escucharon. Sus ideas cayeron en el más completo olvido. Pienso que mi libro da una nueva vida a sus ideas políticas. Muchos pretendían que yo confirmara la leyenda y que no abordara ninguna de las controversias. No podía hacer eso ni prometí que lo iba a hacer".


viernes, 18 de junio de 2010

SOYLENT GREEN


Me encantan las películas de los años 70, sobre todo las películas de ciencia ficción que se hicieron en ese período. Son oscuras, intensas, viscerales, pesimistas y muy premonitorias. Sin consesiones, sin finales felices. Y todas tienen un trasfondo político y social muy radical, muy revolucionario. En la mayoría de estos films, se representam amenazas ecológicas o tecnológicas, sistemas totalitarios, manipulación mediática, en fin, ya sabemos que la ciencia-ficción es un género que nos permiten hacer una metáfora del presente con escenarios futuros.
Podemos mencionar "THX 1138", "Omega man", "Rollerball" (incluso, si somos permisivos, podemos incluir la saga de "El planeta de los simios"). Y en este selecto listado no puede quedar afuera "Soylent Green" (conocida en Argentina como "Cuando el destino nos alcance", una traducción demasiado libre, es cierto, pero sirve muy bien para definir no sólo a este film, sino al lineamiento que tuvo el género por aquel entonces). El director es el venerado Richard Fleischer y el protagonista es Charlton Heston (actor fetiche de la ciencia ficción de los 70, luego devenido en reaccionario ultraderechista). También hay actuaciones de dos titanes de la época de oro de oro de Hollywood: Joseph Cotten y Edward Robinson.


No voy a contarles mucho sobre el argumento de "Soylent green", sólo diremos que transcurre en la ciudad de Nueva York en el año 2022. Hay una minoría que se alimenta y vive comodamente, y una mayoría que malvive hacinada en calles y edificios donde el agua se transporta en garrafas y su único alimento son unas pastillas químicas creadas por la corporación Soylent.
Tal como indica M. A. Moreno en su blog, la problemática de la película gira en torno del lanzamiento de un nuevo producto, Soylent Green (soja - lenteja verde). La trama adquiere aspectos macabros cuando el detective (Charlton Heston) va descubriendo la verdadera materia prima del nuevo producto lanzado para evitar la hambruna global.
Un film duro, políticamente incorrecto, con bellos momentos poéticos y una escena final memorable.


SENSACIÓN DE INSEGURIDAD


Antes que nada, como ya sabemos, el tema es muy complejo.
Tendríamos que tomarnos un poco de tiempo y analizar la cuestión desde un punto de vista más global, no? Vivimos en un sistema mundial donde el 1 % de la población tiene el 90 % de la riqueza (lo que significa que el 99% de la población tiene que conformarse y arreglarse con el 10% que queda).
Es un sistema injusto donde unos pocos se enriquecen y la mayoría se empobrece, generando falta de empleo, desnutrición infantil, prostitución infantil y, claro, inseguridad.
Los medios masivos de comunicación trabajan al servicio del 1% de la población, eso está claro, clarísimo. Todo el tiempo nos bombardean con las noticias sobre inseguridad para tenernos asustados, aterrados.
El problema de la inseguridad es fácil de resolver.
Se trata de distribuir la riqueza. Muy simple.
Se ha demostrado que con más fuentes de trabajo, salud y educación, las tasas de delincuencia disminuyen mucho.
Obviamente, los medios no van a hablar de esto.
Prefieren tenernos asustados. Y lo que es peor: asociar la delincuencia con la pobreza.
Los pobres roban, matan y violan.
Necesitamos estudiar la historia argentina para comprobar que muchas personas decentes y honorables de la Sociedad Rural, las corporaciones financieras y la clase política son los verdaderos delincuentes. Cometieron y siguen cometiendo crímenes mucho más graves que los que puede cometer un niño de 8 años que sale a delinquir.
Van a decirme que el menor de edad con un arma puede asesinar a una persona de bien. Claro, no lo discuto. Pero estas personas honorables crean planes económicos que condenan a la muerte a miles de niños, ancianos, mujeres, etc., y no hacemos nada.
La mayoría de las propuestas sobre la inseguridad tienen que ver con castigar a los pobres. Utilizar una picana electrica para someter y controlar a la población carcelaria era muy eficaz en las épocas del nazismo y del fascismo (sin ir más lejos, esas picanas también son usadas por los soldados norteamericanos), pero no resuelven el problema de fondo: las cárceles pueden ser baratas y eficaces, es decir, ofrecer posibilidades de trabajo y de estudio. Imaginate si en las cárceles se dedicaran a dar clases. Mejor aun, si se dedicaran a fabricar camas, mesas, sillas para comedores escolares y hospitales. Mantenes ocupados a los presos, generas una mano de obra que aporta al resto de la sociedad.
El sistema del Centinela 2 es el sueño de la clase dominante. La idea de poner cámaras en las calles "para que estemos seguros"... ¿Para qué estemos seguros nosotros? Estamos seguros porque nos están vigilando todo el tiempo. Si, la excusa es que esas cámaras son para encontrar a los ladrones. Pero no me lo creo. Ya vi demasiadas películas de ciencia ficción donde nos muestran un mundo totalitario donde nadie tiene libertades y todos vivimos controlados, me asusta pensar que la ciencia-ficción se está pareciendo a la realidad.
Ahora, vamos al problema de los menores de edad.
A veces me asusta que vemos una parte del problema pero no podemos ver toda la totalidad.
Ya se ha comprobado que muchos policías salen a recorrer las villas para reclutar menores de edad, y los obligan a robar. Ese menor que roba, tiene que pasarles gran parte del botín a los policías. Los policías le dan una parte a los comisarios. Los comisarios le dan una parte a los intendentes. Los intendentes a los empresarios que financian las campañas, y los empresarios le pagan a las corporaciones.
Entonces, si queremos justicia, no alcanza con encarcelar a ese menor de edad. Tambien tenemos que encarcelar a todos los que se benefician con el menor que roba. Entonces tenemos que encarcelar a policías, comisarios, intendentes, empresarios, etc, etc, y eso va a ser complicado.
Como dije al principio, nos hacen ver una parte del problema (el menor que roba) pero no todo el problema entero (sistema empresarial, político, judicial y policial) que se aprovechan de esa situación.
Para mí el tema de la inseguridad es interesante porque es ahí donde se demuestran que los medios de comunicación tienen todo el control sobre nosotros. Sin que nos demos cuenta, nos dicen cómo tenemos que pensar, sentir y actuar. Nos distraen para que no veamos los verdaderos problemas. Nos han convencido de que nada va a cambiar y que nada puede mejorar. Mentira. Todo puede ser mejor si nos organizamos, pacíficamente.
La inseguridad se resuelve con mayor justicia.
Las picanas eléctricas, las cámaras en las calles, las cárceles llenas de niños son el sueño del 1% de la población que quieren seguir chupándole la sangre al 99% de la población, como si viviéramos en un sistema colonial, medieval.
Bueno, básicamente, eso es lo que pienso

jueves, 17 de junio de 2010

YO CONMIGO - CAPITULOS 200 / 201 / 207



FRASES (DES) HECHAS


Perón era autoritario.
Perón era democrático.
Evita es la abanderada del feminismo.
Las Malvinas son argentinas.
Alfonsín era honesto pero no sabía administrar.
Los peronistas roban pero hacen.
Los militares matan pero hacen.
Aldo Rico se hizo democrático. Onganía tambien.
El campo salva al país.
Los Kirchner son montoneros.
Con Menem estábamos mejor.
Con los militares había seguridad.
Gardel es argentino.
Dios es argentino.