miércoles, 3 de agosto de 2011

EL EXPERIMENTO FILADELFIA DE LOS NAZIS - 2


Por Gustavo Fernández
Igor Witkowski goza de mucha credibilidad y respeto en su Polonia natal, tanto por sus conocimientos sobre tecnología alemana de la Segunda Guerra como por su honorabilidad como persona. El mentor de toda la búsqueda de Cook, es un científico británico, un Físico, al que él llama el Dr. Daniel Marckus (por obvias razones guarda su anonimato).

Este individuo le orienta, le plantea interrogantes, le pide que le averigüe cosas ya que él mismo no tiene tiempo de averiguarlas y de viajar de un lado a otro. Luego con los datos que Cook le provee, Marckus a su vez interpreta los mismos y le ilustra sobre su importancia, funcionamiento de cosas, etc.
Cook va a estar en permanente contacto con Marckus.
Cook detalla que Witkowski había hecho un extenso estudio sobre las actividades de desarrollos tecnológicos de los alemanes en tiempo de guerra, y más adelante habla del general de los SS Jacob Sporrenberg, que fue subcomandante de Cuerpo VI de los Waffen-SS en 1944.



Witkowski le relata a Cook lo que Sporrenberg declaró a cortes rusas y polacas, acerca de experimentos con una Campana. En tanto, Cook se va a entrevistar con gente de la NASA, y va a viajar a Europa en búsqueda de los primeros experimentos que habrían realizado los alemanes en enormes subterráneos, ubicados cerca de la frontera checa, donde los proyectos estuvieron a cargo del General Hans Kammler, un individuo que había logrado la confianza de los superiores y adjudicación de dinero y mano de obra de los campos de concentración, para llevar a cabo experimentos científicos de avanzada, fuera de la corriente general de la ciencia de entonces.
En resumidas cuentas, el proyecto había sido desarrollado bajo dos nombres en código: “Laternentrager” y “Chronos” y siempre implicó “Die Glocke”, el objeto con forma de campana que brillaba cuando se le sometía a prueba.
La Campana estaba hecha de un metal duro y pesado y estaba llena de una sustancia similar al mercurio, de color violeta.
Este líquido metálico era almacenado en altos y finos frascos térmicos de un metro de alto encajados en plomo de tres centímetros de espesor. El experimento siempre tuvo lugar bajo una gruesa cubierta de cerámica y envuelto en dos cilindros que giraban rápidamente en direcciones opuestas. La sustancia similar al mercurio tenía el nombre en código “Xerum 525”.


Otras sustancias incluidos los peróxidos de torio y berilio, recibían el nombre en código de “Leichmetall” (metal liviano). La cámara en la cual se llevaban a cabo los experimentos estaba situada en una galería cavada bajo tierra. Tenía un piso de aproximadamente treinta metros cuadrados y sus paredes estaban cubiertas con baldosas de cerámica con una sobrecapa de grueso revestimiento de goma. Después de unos diez ensayos, la sala se desmanteló y sus partes componentes fueron destruidas.
Sólo la Campana se conservó. Los revestimientos de goma eran remplazados cada dos o tres experimentos y eran echados a un horno especial.
Cada ensayo duraba aproximadamente un minuto. Durante este período, mientras La Campana emitía su pálido brillo azul, el personal permanecía a unos 150 a 200 metros de la misma. Todo equipo eléctrico que estuviera dentro de ese radio habitualmente haría cortocircuito o se estropearía. Después, la sala era empapada hasta por 45 minutos con un líquido que parecía ser salmuera. Los hombres que llevaban a cabo esta tarea eran prisioneros del campo de concentración de Gross-Rosen.
Según comenta el especialista Milton W. Hourcade en el foro durante las pruebas, los científicos colocaban varios tipos de plantas, animales y tejidos de animales en la esfera de influencia de la Campana. En el período inicial de ensayos de noviembre a diciembre de 1944, casi todas las muestras fueron destruidas.
Una sustancia cristalina se formaba dentro de los tejidos, destruyéndolos desde dentro; líquidos, incluyendo sangre, se hacían gelatina y se separaban en fracciones claramente destiladas.


Las plantas expuestas a la Campana incluían musgos, helechos, hongos y moho; los tejidos animales incluían yema de huevo, sangre, carne y leche; los animales iban desde insectos y caracoles a lagartos, sapos, ratones y ratas. Con las plantas, se observaba que la clorofila se descomponía o desaparecía, volviendo a las plantas blancas cuatro o cinco horas después del experimento. Dentro de las ocho a catorce horas, ocurría un rápido decaimiento, pero difería de la descomposición normal en que no estaba acompañada de olor. Al final de este período, las plantas habitualmente se descomponían en una sustancia que tenía la consistencia de grasa para ejes. En una segunda serie de experimentos que comenzaron en enero de 1945, el daño a los sujetos de prueba se redujo en aproximadamente un 12 a un 15 por ciento luego de ciertas modificaciones al equipo. Esto se redujo a un dos o tres por ciento luego de un segundo conjunto de ajustes.
La gente expuesta al programa se quejaba de enfermedades, a pesar de su ropa protectora. Las mismas iban desde problemas para dormir, pérdida de memoria y equilibrio, espasmos musculares y un permanente y desagradable sabor metálico en la boca. El primer equipo se dijo que fue disuelto como resultado de la muerte de cinco de los siete científicos que participaban.



En su libro, Cook transcribe casi textualmente una conversación que mantuvo con Marckus:
“Yo sé lo que ellos estaban tratando de hacer... Yo sé de qué se trataba realmente. Estaban tratando de generar un campo de torsión.”

—¿Qué es un campo de torsión?

—“Laternentrager” significa “sostenedor de linterna”. Pero es el segundo nombre en código el que aporta el indicio revelador. Chronos. Sabes lo que eso significa, ¿no?.
—Sí, Dan. Sé lo que significa. ¿Qué es un campo de torsión?

—Si se genera un campo de torsión de suficiente magnitud la teoría dice que puedes curvar las cuatro dimensiones del espacio en torno al generador. Cuanto más torsión generas, más espacio perturbas. Cuando curvas el espacio, también curvas el tiempo... Ahora, ¿entiendes lo que ellos estaban tratando de hacer? ¡Estaban tratando de construir una máquina del tiempo!

“'La Campana' debe haber emitido radiaciones como el infierno” —sigue diciendo Marckus— “generando energía electromagnética en todas las frecuencias, desde ondas de radio a luz; no en vano enterraron tanto la maldita cosa.”. El hecho de que los alemanes hayan llenado los cilindros rotatorios con una mezcla de diferentes metales también es significativo, cree él. Si se pueden obtener las proporciones exactamente adecuadas se tiene una posibilidad aún mejor de interactuar con un campo de gravedad cero. Pero sería un proceso de mucho acierto y error, avalada por un comentario de Sporrenberg.


Cada prueba había sido muy corta, durando un promedio de aproximadamente un minuto. Se parecía mucho a como si los científicos hubieran estado tratando de “sintonizar” la Campana como se hace con una radio. “Si se logra exactamente se tiene una muy interesante pieza de instrumento”, dice Marckus; “si se erra todo lo que se tiene es un costoso desecho”. Manipúlese la inercia de un objeto y se ha extraído su resistencia a la aceleración. Póngaselo en el espacio y continuará acelerando todo el tiempo hasta la velocidad de la luz, y quizás más allá de ella. Manipúlese el campo de gravedad local alrededor de un objeto y se puede obtener que levite”. Para cuando se escriben esos comentarios, ambos caminos de “propulsión avanzada” estaban siendo explorados dentro de la iniciativa de Innovaciones en Física de la Propulsión, de la NASA.

1 comentario:

Magna dijo...

Interesante , Buena Entrada!