viernes, 5 de agosto de 2011

PENSAMIENTOS DE DIEGO MIRASKI


Pareciera que la vida tiene que ser una continúa cadena de rutinas, y se supone que eso es “lo normal”, “así tienen que ser las cosas”. Entonces estás en un trabajo que tan mal no está (te aburrís, pero bueno, es normal), y cobrás un sueldo que más o menos te viene bien (y te endeudás con el banco para comprar un plasma, un dvd player y un montón de aparatos que te distraen) y después te casás con una chica que más o menos te gusta (habrás tenido un apasionado romance inicial y al poco tiempo te aburriste de ella, pero bueno, así tiene que ser, los romances de las películas no existen). Viene el matrimonio, la resignación, después se odian y se hacen la vida imposible. Tenés ganas de abandonarla pero no podés porque ya tienen hijos y ella se va a quedar con la mitad de tu dinero. Lo único que podés hacer es sobrevivir en esa fachada de familia convencional y aprovechar los ratos libres para salir a buscar algunas putas por ahí.
(…)
Hay estímulos, están por todas partes. El problema es que el sistema, los medios y la publicidad hacen hasta lo imposible para esconder los estímulos, generarnos inseguridad y, de esta forma, impulsarnos a ser personas mediocres, cómodas, aburridas, vacías, rutinarias. Nos llevan a este estado para que no cuestionemos nada y nos dediquemos a trabajar para comprar lo que venden, pedir préstamos a los bancos y no aspirar a nada más.

No hay comentarios: